"Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando todo pensamiento a la obe­diencia a Cristo" 2 Cor. 10:4, 5

CUANDO EL ESPÍRITU SORPRENDE

martes 30 julio, 2013

Aunque Saulo estaba equivocado en su implacable persecución de los cris­tianos, pensaba que estaba haciendo la voluntad de Dios al confrontar lo que él creía ser una secta fanática. Al viajar hacia Damasco para capturar cristianos y arrastrarlos a Jerusalén, Jesús lo sorprendió dramáticamente. La experiencia de Saulo en el camino a Damasco cambió no solo su vida, sino también al mundo.

Lee el informe de la experiencia de la conversión de Saulo en Hechos 9:1 al 9. ¿Por qué Dios envió a Ananías de inmediato a ver a Pablo después de esta experiencia? ¿Qué lección importante hay para nosotros aquí?

"Muchos tienen la idea de que son responsables ante Cristo solo por la luz y la experiencia, y que no dependen de sus seguidores reconocidos en la Tierra. Jesús es el amigo de los pecadores, y su corazón simpatiza con el dolor de ellos. Tiene toda potestad, tanto en el cielo como en la Tierra, pero respeta los medios que ha dispuesto para la iluminación y la salvación de los hombres; dirige a los pecadores a la iglesia, que él ha puesto como un medio de comunicar luz al mundo.

"Cuando en medio de su ciego error y prejuicio se le dio a Saulo una revela­ción del Cristo a quien perseguía, se lo colocó en directa comunicación con la iglesia, que es la luz del mundo" HAp 101

¿Cómo sorprendió Jesús a Ananías? ¿Qué actitud debió haber tenido Ananías para seguir las instrucciones del Salvador? Hech. 9:10-16.

Trata de ponerte en el lugar de Saulo después de encontrarse con Jesús en el camino a Damasco. ¡Qué conmoción fue para él! También, trata de ponerte en la posición de Ananías. ¡Qué conmoción debió haber sido también para él! ¿Qué nos enseñan estos informes acerca de las maneras en las que podemos ser llamados por Dios para afrontar y hacer lo que, en el momento, no comprendemos? ¿Por qué, sin embargo, debemos obedecer a Dios de todos modos?

Más de ESU