"Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando todo pensamiento a la obediencia a Cristo" 2 Cor. 10:4, 5
SENSIBILIDAD AL LLAMADO DEL ESPÍRITU
A lo largo de todo su ministerio, Pablo fue guiado por el Espíritu, convencido por el Espíritu, instruido por el Espíritu, y recibió poder por el Espíritu. En su defensa ante el rey Agripa, describió la visión celestial en el camino a Damasco. Luego, testificó que el propósito de su ministerio tanto a los judíos como a los gentiles era "para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados" (Hech. 26:18).
A la luz de la conducción del Espíritu Santo, ¿qué es importante acerca de la respuesta de Pablo a su visión del camino a Damasco? Contrasta la respuesta de Pablo al llamado del Espíritu Santo con la respuesta del rey Agripa. Hech. 26:19-32.
En contraste directo con Pablo, el rey Agripa no cedió al poder convincente del Espíritu Santo. Su propia autosuficiencia y sus deseos egoístas estaban en conflicto con los impulsos del Espíritu que lo animaban a una nueva vida en Cristo.
Jesús lo afirmó claramente: "Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz" (Juan 12:35, 36).
Al seguir obedientes a la conducción del Espíritu Santo y caminar a la luz de la verdad de Dios, él revelará continuamente más luz y verdad. De igual manera, cuanto más alejemos las insinuaciones del Espíritu Santo y tanto más lo resistamos, más duro se pondrá nuestro corazón.
"Por poco me persuades a ser cristiano" (Hech. 26:28). Estas son algunas de las palabras más conmovedoras, poderosas y tristes de toda la Biblia. ¿De qué maneras podemos estar en peligro de abrigar una actitud similar? Por ejemplo, ¿de qué forma el hacer concesiones en nuestro caminar con Dios revela el mismo principio que se ve en las palabras de Agripa?