“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1 y 2)

LA SALVAGUARDIA DE LA MENTE

martes 10 de septiembre, 2013
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Esta es una promesa maravillosa, pero debemos atenderla activamente a fin de hacerla real en nuestra vida.
 
Hay muchas maneras en las que podemos bajar la guardia. Podemos dejar entrar la basura del entretenimiento de este mundo. Nuestras mentes pueden ser vencidas por la ira, la amargura y el resentimiento. Pueden quedar sumergidas en un océano de placeres embriagadores o hábitos adictivos. Las buenas nuevas son que Jesús ha prometido salvaguardar nuestras mentes, si se lo permitimos.
 
Lee 2 Corintios 10: 3 al 5. Cuando Pablo dice que “las armas de nuestra milicia no son carnales” sino espirituales, ¿qué quiere decir? El apóstol también habla acerca de llevar “cautivo” todo pensamiento “a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10: 5). ¿Qué quiere decir él, y cómo puede lograrse esto?
 
Se cuenta que Billy Graham dijo: “No puedes impedir que las aves vuelen por sobre tu cabeza, pero puedes evitar que hagan un nido en ella”. En otras palabras, los pensamientos entrarán rápidamente en tu mente. Hay diversas cosas que vemos, escuchamos y olemos que estimularán ciertos pensamientos. Diferentes experiencias evocarán emociones distintas. No podemos siempre elegir los pensamientos que corren por nuestras mentes. Podemos elegir meditar en ellos y permitir que dominen nuestro pensamiento, o no. Permitir que cada pensamiento sea traído a la obediencia a Cristo es entregar nuestras mentes a Jesús. Los pensamientos carnales no son expulsados con solo desear que se vayan. Son 
expulsados cuando la mente se llena de otras cosas. La mente que se concentra en los principios positivos de la Palabra de Dios es la mente “salvaguardada” y “mantenida” por la gracia de Dios de los ataques del maligno.
 

Cuando Pablo dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5), ¿qué quiere decir, específicamente? ¿Cómo es posible que tengamos la mente de Cristo? ¿Dónde indica la palabra “haya” que está la responsabilidad para el cambio?