“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1

LOS SACRIFICIOS HOY

jueves 17 octubre, 2013

Aunque después de la muerte expiatoria de Cristo no hubo más necesidad de sacrificios de animales, el Nuevo Testamento habla, en cambio, acerca de la necesidad de otra clase de sacrificios.

Según los siguientes textos, ¿qué clase de ofrendas hemos de llevar hoy a Dios? Romanos 12:1 y 2; Filipenses 4:18; Hebreos 13:15 y 16; 1 Pedro 2:5.

La terminología del sistema de sacrificios ayudó a describir muy bien el concepto de los primeros cristianos acerca de lo que significaba vivir una vida totalmente consagrada a Dios. De hecho, aun cuando Pablo estaba pensando acerca de su martirio, él se describió como una libación (ofrenda de líquidos [Fil. 2:17; 2 Tim. 4:6]).

¿Qué mensaje específico se nos da en Romanos 12:1? ¿De qué maneras hemos de manifestar esta verdad en nuestra propia vida?

Un “sacrificio vivo” significa que la persona entera se da a Dios. Incluye la dedicación del cuerpo (Rom. 12:1) así como la transformación del ser interior (vers. 2). Hemos de ser puestos aparte (“santos”) para el único propósito de servir a Dios. Los cristianos se presentarán a sí mismos totalmente a Dios por causa de las “misericordias de Dios”, como se describe en Romanos 12:1 al 11, que presenta a Cristo como nuestro sacrificio, el medio de nuestra salvación.

En este contexto, la apelación de Pablo es que los cristianos imiten a Cristo. Una verdadera comprensión de la gracia de Dios nos lleva a una vida consagrada a Dios y a un servicio amante a otros. La entrega del yo y de los deseos del yo a la voluntad de Dios es la única respuesta razonable al sacrificio máximo de Cristo por nosotros.

Al fin, ha de haber una armonía entre nuestra comprensión de la verdad espiritual y doctrinal, y nuestro servicio a otros. Todo aspecto de la vida debe expresar el compromiso genuino del creyente con Dios. La verdadera adoración nunca es solo interior y espiritual; debe incluir actos exteriores de servicio abnegado. Después de todo, piensa acerca de lo que nuestro Señor hizo por nosotros.

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