“Y harán un Santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” Éxodo 25:8

EL LUGAR DE SU PRESENCIA

domingo 20 octubre, 2013

Según Éxodo 25:8, ¿cuál era el propósito del Santuario terrenal en el desierto? ¿Qué verdad asombrosa nos enseña esto acerca del amor de Dios por nosotros?

En el Edén, el pecado rompió la relación cara a cara entre Dios y la humanidad. El pecado les quitó a nuestros primeros padres la comunión directa con Dios. Sin embargo, el Creador deseaba gozar una profunda relación de pacto con la humanidad caída, y comenzó este proceso allí mismo, en el Edén. Siglos más tarde, al liberar a Israel de Egipto y establecer el Santuario y el sistema de sacrificios, Dios otra vez tomó la iniciativa de atraer de nuevo a la humanidad a su presencia.

El Santuario testifica del propósito de Dios de habitar entre su pueblo. Esta es la idea de Dios (Sal. 132:13, 14). Su meta última es la relación, y eligió el Santuario para lograrlo. El Santuario era la evidencia tangible de la presencia de Dios con su pueblo en la tierra.

Por la descripción de Números 2, es evidente que el tabernáculo estaba ubicado en el centro del campamento donde, ordinariamente en el antiguo Cercano Oriente, el rey solía emplazar su tienda. De ese modo, el tabernáculo simbolizaba que Dios era el Rey sobre Israel.

Los levitas pusieron sus tiendas alrededor del tabernáculo (Núm. 1:53), y las otras tribus pusieron las suyas más allá, a cierta distancia, en grupos de tres (Núm. 2:2). Esto ilustra de una manera clara tanto la proximidad de Dios así como cierta distancia.

Otro propósito del Santuario era proveer un lugar para un sistema de adoración centralizado, divinamente ordenado. Siendo que la presencia de Dios en medio del pueblo estaba comprometida por sus impurezas y flaquezas morales, él proveyó un sistema de sacrificios y ofrendas por medio de los cuales un pueblo no santo podía vivir y permanecer en la presencia de un Dios santo.

De este modo, el Santuario revelaba detalles del plan de redención, que incluía no solo los sacrificios sino también el ministerio del sacerdocio, como una parte integral del plan de redención.

Con el Santuario, el Creador del universo (ver Juan 1:1-3) se rebajó para morar entre los peregrinos sin hogar en el desierto. ¿Cómo debería este hecho ayudarnos a evitar prejuicios étnicos o culturales contra otros?

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