“¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”
Miqueas 7:18 y 19
AZAZEL
Lee Levítico 16:20 al 22. ¿Qué sucedía con el macho cabrío vivo?
El rito con el macho cabrío vivo no era una ofrenda. Después de que se decidió por suerte cuál macho cabrío era por Jehová y cuál era por Azazel (a menudo llamado “chivo emisario”), solo el macho cabrío por Jehová se menciona como ofrenda de expiación (vers. 9, 15). En contraste, al macho cabrío por Azazel se lo llama el “macho cabrío vivo”. No se lo mataba, para evitar la idea de que el rito constituía un sacrificio. El macho cabrío vivo aparecía solo después de que el sumo sacerdote había terminado la expiación por todo el Santuario (vers. 20).
Este punto no puede enfatizarse demasiado: el rito posterior con el macho cabrío vivo no tenía nada que ver con la limpieza misma del Santuario o del pueblo.
Ellos ya habían sido purificados.
¿Quién o qué era Azazel? Los intérpretes judíos antiguos identificaban a Azazel como el pecador angélico original y el autor principal del mal, el líder de los ángeles malos. Resulta ser un símbolo de Lucifer mismo.
El rito del macho cabrío vivo era un rito de alejamiento que realizaba la eliminación final del pecado. El pecado recaía sobre él como responsable en primer lugar, y luego se lo alejaba del pueblo para siempre. Se hacía “expiación” sobre él en un sentido de castigo (Lev. 16:10), puesto que el macho cabrío era el responsable final del pecado.
Algunos nos acusan falsamente de enseñar que Satanás juega un papel en nuestra salvación. Satanás nunca, de ningún modo, lleva el pecado por nosotros como sustituto. Solo Jesús hizo eso, y es una blasfemia pensar que Satanás tuvo parte en nuestra redención.
El rito con el macho cabrío vivo encuentra un paralelo en la ley de los testigos falsos (Deut. 19:15-21). El acusador y el acusado están delante de Dios, representado por los sacerdotes y los jueces; se realiza una investigación y si se encuentra que el acusador es un testigo falso, él recibe el castigo que quería aplicar al inocente (p. ej., Amán, cuando preparó una horca para Mardoqueo).
Agradece a Dios por su perdón misericordioso y el hecho de que no recordará más nuestros pecados (Jer. 31:34). ¿Cómo podemos aprender a no recordar nuestros pecados una vez que son perdonados? ¿Por qué es tan importante que hagamos esto?