“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados”

1 Pedro 2:24

SACRIFICIO SIN MANCHA

miércoles 13 noviembre, 2013

¿Qué criterio tenía que cumplir un animal para el sacrificio? Lee Éxodo 12:5; Levítico 3:1; 4:3.

La selección de un animal para el sacrificio requería gran cuidado. No se podía tomar cualquier animal para la ofrenda; el animal tenía que cumplir varios criterios, dependiendo de la clase de ofrenda.

Pero todas las ofrendas tenían que cumplir un criterio. Tenían que ser “sin mancha”. La palabra hebrea ( tamím) puede también traducirse como “completo”, “sano”, “sin faltas”, o “perfecto”. Expresa la idea de algo que satisface las normas más altas. Solo lo mejor era suficientemente bueno.

Con respecto a la gente, la palabra se usa para caracterizar su relación con Dios como “perfecta” (Gén. 6:9; 17:1).

¿De qué modo estos textos describen a Jesús?: Hebreos 4:15; 7:26; 9:14; 1 Pedro 1:18, 19. ¿Por qué era vital que Jesús no tuviera pecado?

Jesús, el “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Juan 1:29), cumple perfectamente el criterio del Antiguo Testamento de un sacrificio sin mancha. Su vida pura establece a Jesús como un sacrificio perfecto. Es la garantía de nuestra salvación, pues solo uno sin pecado podía cargar nuestro pecado, y su perfecta justicia nos cubre, ahora y en el juicio. Esa justicia es nuestra esperanza de salvación.

Como su equivalente hebreo, la palabra griega para “sin mancha” ( ámomos) se usa no solo para describir a Jesús y su sacrificio sin faltas, sino también el carácter de sus seguidores.

“Al comparar sus vidas con el carácter de Cristo, serán capaces de discernir dónde han dejado de cumplir los requerimientos de la santa ley de Dios; y procurarán perfeccionarse en su esfera así como Dios es perfecto en la suya”

Elena de White, The Paulson Letters, p. 374

Por medio de la muerte y el ministerio de Cristo, se nos presenta como sin mancha delante de Dios (Jud. 24). Esto es posible solo porque el Inmaculado está en nuestro lugar.

¿Por qué el concepto de ser “santo y sin mancha” provoca intranquilidad? ¿De qué forma el saber que Cristo es tu Sustituto puede ayudarte a aceptar que tú también eres “santo”? ¿De qué manera nuestra nueva situación ante Dios impactará la forma en que vivimos?

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