“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”

Juan 17:20 y 21

TIEMPO PARA ORAR

lunes 13 enero, 2014

Piensa en lo que realmente es la oración: seres pecadores caídos, dignos de muerte, pueden tener, en forma instantánea, comunicación directa con el Creador del universo, nuestro Santo Dios.

Además, cuando Dios en Cristo se vistió de carne humana, aceptando las limitaciones de la humanidad, él también sintió la necesidad de orar. Aunque delante del Padre no estaba en la misma posición de los pecadores caídos, incluso Jesús, como humano, veía la necesidad de la oración.

Lee Mateo 14:22 y 23; 26:36; Marcos 1:35 al 37; Lucas 5:15 y 16; y 6:12 y 13. ¿Qué caracterizó la vida personal de oración de Jesús? Describe las circunstancias que rodearon a Jesús en oración. ¿Qué lecciones podemos obtener de detalles de la vida de oración de Cristo, tales como frecuencia, ubicación y tiempo en que oraba?

Cristo realmente vivió el modelo de vida de oración que ordenó a sus discípulos. Por las mañanas, por las tardes, después de predicar, antes de predicar, siempre que fuera posible, Jesús oraba. Jardines, montañas, lugares solitarios, dondequiera las distracciones disminuían, Jesús oraba. Separado espacialmente de la presencia del Padre, Jesús se unía con el Padre espiritualmente por medio de la oración. La sangre espiritual de Cristo fluía por las arterias espirituales de la oración. ¿Deberían los seguidores modernos de Cristo –debilitados por tendencias pecaminosas, ahogados por cuidados mundanales, frustrados por fracasos– conformarse con algo menos que la vida de oración de Jesús?

“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de capacitarnos para recibirlo. La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él”

CC 92

Lee Marcos 11:22 al 26; Lucas 11:13; y Juan 14:12 al 14. ¿Cómo hemos de entender las promesas sobre la oración escritas aquí? ¿De qué forma has experimentado lo que Jesús dice aquí? Al mismo tiempo, ¿cómo aprendiste a superarte cuando las cosas por las que habías orado no salieron como lo esperabas?

Más de ESU