“Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel”
Mateo 15:30 y 31
EL LEGADO DE CURACIÓN DE JESÚS
Repasa Hechos 3:1 al 19; 5:12 al 16; 9:36 al 42; 20:7 al 10; 1 Corintios 12:7 al 9 y 28 al 31; y Santiago 5:13 al 16. ¿Cómo deben los cristianos modernos evaluar la importancia del ministerio de sanidad de la iglesia primitiva?
Los discípulos del siglo I presenciaron la promesa de que verían cumplirse “cosas mayores que estas” (Juan 1:50; comparar con Juan 5:20; 14:12). Curaciones milagrosas y resurrecciones fueron parte del ministerio de los discípulos más destacados del cristianismo temprano: Pedro y Pablo. Esos eventos fueron importantes en el crecimiento de la iglesia primitiva. La presencia de Dios, representada por las curaciones milagrosas, influyó sobre muchos dirigentes religiosos que aceptaron a Cristo, y sus rebaños con frecuencia los siguieron.
A veces, los nuevos discípulos entendieron mal el propósito divino. Por motivos egoístas, Simón intentó comprar el poder de hacer milagros (Hech. 8:9-25). Sin embargo, la mayoría reconoció que la importancia de estos milagros era que revelaban la presencia de Dios entre ellos. Estas exhibiciones del poder divino comprobaban que Dios existía y que era digno de ser alabado.
Aunque Cristo se había ido al cielo, multitudes lo seguían por medio del ministerio de sus discípulos. Ellos continuaron la misión que Jesús inició. Estaban cumpliendo la visión que Cristo les había mostrado.
La salud era una preocupación permanente y el ministerio sanador era una función constante. Entre los dones espirituales está el de sanar. En la Biblia se registran instrucciones para ministrar la gracia sanadora de Dios a quienes están afligidos por enfermedades. Estos dones beneficiarán a los creyentes hasta la segunda venida de Cristo, cuando su presencia personal los hará innecesarios. La historia de la iglesia registra la dedicación al ministerio de curación durante diferentes períodos. El alivio del sufrimiento era una motivación importante. Otros, sin embargo, reconocieron la curación como el primer paso para conocer el evangelio completo.