“Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”

Isaias 56:7

Conclusión

viernes 7 de marzo, 2014

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “La Gran Comisión” y “Pentecostés”, Los hechos de los apóstoles, pp. 21-28; 29-38. También lee “En el atrio exterior” y “El buen samaritano”, El Deseado de todas las gentes, pp. 574-580; 460-466.

“Un samaritano, de viaje, vino adonde estaba el doliente, y al verlo se compadeció de él. No preguntó si el extraño era judío o gentil. [...]

“Así la pregunta: ‘¿Quién es mi prójimo?’ está para siempre contestada. Cristo demostró que nuestro prójimo no es meramente quien pertenece a la misma iglesia o fe que nosotros. No tiene que ver con distinción de raza, color o clase. Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra ayuda. Nuestro prójimo es toda alma que está herida y magullada por el adversario. Nuestro prójimo es todo aquel que pertenece a Dios”

DTG 463, 464.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué indica nuestro apoyo financiero a la misión de la iglesia mundial respecto de nuestro compromiso real con la comisión del evangelio? ¿Por qué nuestra participación va más allá del apoyo meramente financiero? ¿De qué maneras los recursos dedicados actualmente a la conservación de la iglesia local pueden ser canalizados hacia la evangelización transcultural?
  2. “No debemos creer que la obra del evangelio depende principalmente del ministerio. Dios ha dado a cada cual una obra que hacer en relación con su Reino. Cada uno de los que profesan el nombre de Cristo debe trabajar ferviente y desinteresadamente, dispuesto a defender los principios de la justicia. Todos deben tomar una parte activa en fomentar la causa de Dios. Cualquiera que sea nuestra vocación, como cristianos tenemos una obra que hacer para dar a conocer a Cristo al mundo. Hemos de ser misioneros y tener por blanco principal ganar almas para Cristo”

    JT 3:60.
    En la clase, mediten sobre el significado de lo que está planteado aquí y, como clase, pregúntense qué más podrían hacer para ayudar a terminar la obra que hemos sido llamados a hacer.
  3. Mediten en lo que Jesús dijo en Juan 12:25. ¿Qué significa “aborrecer” nuestra vida “en este mundo”? ¿De qué maneras hemos de expresar este “aborrecer”?