“Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación”
2 Corintios 1:7
UNA MEJOR RESURRECCIÓN
Lee Hebreos 11:32 al 12:4. ¿Qué te dicen estos versículos, personalmente, acerca del costo y la recompensa del discipulado?
Aquí se revela un concepto poderoso, especialmente en el versículo que dice: “Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección” (Heb. 11:35).
En un sentido, ser un discípulo y un discipulador puede reducirse, en esencia, a una cosa: “una mejor resurrección”. Seguimos a Cristo porque tenemos la promesa, la esperanza, de la redención; de una vida nueva en un mundo nuevo, sin pecado, sufrimiento ni muerte. Al mismo tiempo, porque se nos ha dado esta esperanza, esta promesa –asegurada por la vida, la muerte, la resurrección y el ministerio sumosacerdotal de Jesús–, procuramos señalar a otros esa misma esperanza, esa misma promesa. Al final, antes de que la Gran Controversia acabe, a menos que estemos vivos en la segunda venida, afrontaremos ya sea la primera resurrección, o la segunda con los malvados. Sabemos, con certeza, cuál es la mejor. ¿Qué otra cosa es importante, además de estar en esa resurrección, que hacer lo que podamos para conducir a otros a ella?
La cosecha ha madurado; millones esperan el llamado al discipulado. Hemos sido bendecidos no solo con el evangelio, sino también con el evangelio en el contexto de la “verdad presente”: los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14, el último mensaje de advertencia de Dios al mundo.
¿Qué haremos con estas verdades que amamos tanto? Por eso, preguntamos: ¿Dónde están los segadores? ¿Dónde se encuentran los que vienen a estar con Cristo y a compartir los riesgos? ¿Aceptarás la invitación de Dios no solo de ser un discípulo, sino también un discipulador, sin importar el costo para ti mismo?
Piensa en las implicaciones: la primera resurrección, la segunda resurrección. A la luz de estas opciones, ¿qué otra cosa importa fuera de estar en la “mejor”, y ayudar a otros a estar allí también?