“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”
Romanos 10:4
¡MISERABLE DE MÍ! (Rom. 7:21-25)
Lee Romanos 7:13 al 25. ¿Cómo hemos de entender estos versículos? ¿Habla Pablo aquí acerca de un hombre no convertido o esa es la experiencia del convertido? ¿Qué razones puedes dar para tu respuesta?
Si no estás seguro de a quién se refieren estos versículos, no estás solo. Los teólogos han luchado con esta pregunta durante siglos. La persona descrita aquí es alguien que se deleita en la Ley de Dios (no pareciera ser un incrédulo), pero que se presenta esclavizado por el pecado (que no tiene sentido, pues los cristianos poseen la promesa de tener poder sobre el pecado). El Comentario bíblico adventista, después de considerar los argumentos de ambos lados, dice:
“El principal propósito de Pablo en este pasaje parece ser mostrar la relación que existe entre la Ley, el evangelio y la persona que, movida por su convicción, lucha afanosamente contra el pecado a fin de prepararse para la salvación. El mensaje de Pablo es: aunque la Ley puede servir para precipitar e intensificar la lucha, solo el evangelio de Jesucristo puede proporcionar la victoria y el alivio”
CBA, t. 6, p. 550
No importa cómo consideremos estos versículos, siempre debemos recordar que la persona que lucha contra el pecado todavía es capaz de hacer elecciones correctas. Si no fuera así, todas las promesas paulinas (como otras) acerca del poder sobre el pecado no tendrían significado. Además, como demuestra Mateo 5, el pecado a menudo comienza antes de que se cometa un acto. En consecuencia, una persona viola la Ley sencillamente al pensar en algo pecaminoso. Frecuentemente, esta experiencia podría ser una fuente de frustración. Sin embargo, en el contexto de Romanos 7, la persona puede ser impotente pero no desesperanzada. Para quien vive en el Espíritu, la Ley siempre presente es un recordativo constante de que la liberación de la condenación viene por medio de Jesús (Rom. 7:24-8:2).
Lee otra vez los versículos para hoy. ¿De qué forma reflejan tu propia experiencia con Dios? A pesar de tus luchas, ¿cómo puedes experimentar, sin embargo, la esperanza que Pablo expresa allí?