“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16).

El representante de Cristo

domingo 13 julio, 2014

Con temor y tristeza, los discípulos escucharon mientras Jesús anunciaba su muerte inminente. Privados de su presencia, ¿quién sería su Maestro, Amigo y Consejero? Conociendo su desesperada necesidad, Cristo les prometió enviar a su representante para que estuviera con ellos.

¿Qué nombre particular usó Cristo para su representante? Juan 14:16 al 18. ¿En qué sentido este nombre era tan apropiado? Juan 14:26.

Ayudador, consejero, consolador, son diferentes traducciones de la palabra griega paraklētos, que está formada por la preposición para, “al lado de”, y el adjetivo klētos, “llamado”. Literalmente, significa “uno llamado para estar al lado de” alguien, dando la idea de “una persona convocada en auxilio de uno”. Se puede referir a un mediador, un intercesor, un ayudador, un consejero o un abogado. Solamente Juan usa el término paraklētos en el Nuevo Testamento. Es interesante notar que también aplicó esta palabra a Jesús (1 Juan 2:1).

Durante su ministerio terrenal, Cristo fue el consejero, ayudador y consolador de los discípulos. Por lo tanto, es muy apropiado que su sucesor recibiera el mismo nombre. El Espíritu Santo es enviado por el Padre a pedido del Hijo y en el nombre del Hijo (Juan 14:16, 27). El Espíritu continúa la obra de Cristo en esta Tierra.

Mediante el Espíritu Santo, los discípulos tenían la presencia de Jesús. “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18), dijo el Señor. No se refería a visitarlos ocasionalmente, lo que habría sido de muy poco consuelo para indefensos “huérfanos”. Más bien, les estaba anunciando una relación permanente e íntima: “yo en vosotros” (Juan 14:20). Esto sería posible solo mediante la presencia del Espíritu Santo en los creyentes.

La naturaleza humana de Cristo le impedía estar personalmente en todas partes al mismo tiempo. El Espíritu Santo, por el otro lado, es omnipresente (Sal. 139:7). Mediante el Espíritu, nuestro Salvador estaría accesible para todos, independientemente de donde estuvieran o la distancia física que los separara de Cristo.

¿De qué maneras has experimentado la realidad del Espíritu Santo, aunque su naturaleza y la forma en la que obra en nuestra vida no sean fáciles de entender?

Más de ESU