“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3:3

Crecer en Cristo

sábado 02 agosto, 2014

Lee Para el Estudio de esta Semana: Juan 3:1-15; Mateo 13:33; 2 Corintios 5:17; Juan 15:4-10; Mateo 6:9-13; Lucas 9:23, 24.

Nicodemo se sentía atraído a Cristo, pero no se animaba a visitarlo abiertamente. Con amabilidad saludó a Jesús, reconociéndolo como un maestro enviado por Dios. Cristo sabía que detrás de este saludo cortés había un buscador de la verdad; así que, sin perder tiempo, le dijo que no necesitaba conocimiento teórico tanto como una regeneración espiritual, un nuevo nacimiento.

A Nicodemo le costaba entender esto. Como descendiente de Abraham, estaba seguro de que tenía un lugar asegurado en el Reino de Dios. Además, como un estricto fariseo, sin duda merecía el favor de Dios. Así que ¿por qué habría de necesitar un cambio tan radical?

Pacientemente, Jesús le explicó que la transformación espiritual es una obra sobrenatural producida por el Espíritu Santo. Si bien no podemos verla ni entender cómo ocurre, ciertamente podemos percibir sus resultados. La llamamos conversión, una nueva vida en Cristo.

Aunque siempre deberíamos recordar cómo el Señor nos llamó y convirtió, nuestro desafío es permanecer aferrados a Cristo, diariamente y con firmeza, de modo que pueda transformarnos más y más a su imagen.

Más de ESU