“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”

Mat. 24:14

Yo os envío

martes 26 de agosto, 2014

El Evangelio de Juan también informa sobre el primer encuentro de Jesús con sus discípulos en el aposento alto, pero menciona otros elementos que no están incluidos en el Evangelio de Lucas.

Según Juan, ¿de qué manera definió Jesús la misión de los creyentes? Juan 20:21.

Jesús ya había mencionado este concepto unos pocos días antes, cuando oró: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18). Enviar a alguien implica que el que lo hace tiene autoridad sobre el que es enviado. También comprende un propósito, dado que uno es enviado con una misión que cumplir. Jesús fue enviado por el Padre para salvar al mundo (Juan 3:17), y nosotros lo somos por Jesús para proclamar la salvación por medio de él. Evidentemente, nuestra misión es una continuación de la de Cristo, que consistió en un ministerio integral a todas las personas (Mat. 9:35). Él no solo espera que continuemos lo que inició sino, también, que vayamos más lejos. “El que en mí cree”, dijo el Señor, “las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará” (Juan 14:12).

Jesús proveyó el Espíritu Santo a fin de darles poder a sus discípulos para llevar a cabo su misión. En la creación, Dios “sopló” en la nariz de Adán “aliento de vida” (Gén. 2:7). Ahora, Jesús “sopló” sobre los discípulos el Espíritu Santo (Juan 20:22). Así como el aliento de vida transformó el polvo inerte en un ser viviente, el Espíritu Santo transformó a los temerosos y desanimados discípulos en poderosos testigos vivientes, para continuar la obra de Jesús. El mismo poder es indispensable hoy para cumplir la misión que se nos encomendó.

Jesús te ha llamado para ser un testigo. ¿De qué puedes testificar? Es decir, ¿qué has visto o experimentado acerca de Jesús que deberías compartir con otras personas?