“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”
Mat. 24:14
Hacer discípulos
Después de su resurrección, Jesús se encontró con sus discípulos en Galilea, en el “monte donde Jesús les había ordenado” (Mat. 28:16). No solo los once; también más de quinientos hermanos se reunieron allí para encontrarse con el Señor resucitado (1 Cor. 15:6). Aquel que había conquistado la muerte les dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). El Hijo ya no limita voluntariamente el uso de su poder y autoridad divinos como lo hizo durante su ministerio terrenal. Más bien, así como antes de la encarnación, la autoridad de Jesús incluye al universo entero. Basado en su autoridad incuestionable, Jesús confía una misión a sus seguidores.
Según el informe de Mateo, al dar la gran comisión de predicar, Jesús utilizó cuatro verbos: ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar. Lamentablemente, muchas versiones de la Biblia no reflejan el hecho de que, en griego, el único verbo que está en imperativo es “hacer discípulos”, mientras los otros tres verbos son participios. Esto significa que el énfasis de la oración está en “hacer discípulos”, y que las otras tres actividades dependen de esta.
¿Cuál es el papel de ir, bautizar y enseñar, en relación con el cumplimiento del mandato de hacer discípulos? Mat. 28:19, 20.
El mandato de Jesús indica tres actividades involucradas en hacer discípulos. No es necesario que las tres actividades se den en un orden secuencial particular; más bien, se complementan entre sí. Al ir a diferentes lugares hasta alcanzar a todo el mundo, deberíamos enseñar todo lo que Jesús enseñó, y bautizar a aquellos que lo acepten como su Salvador y están dispuestos a observar todas las cosas que Jesús mandó.
Nos regocijamos cuando alguien se bautiza, pero el bautismo no es un fin en sí mismo. Es solamente parte del proceso de transformar a alguien en un discípulo. Nuestra tarea es invitar a las personas a seguir a Jesús, lo cual significa creer en él, obedecer sus enseñanzas, adoptar su estilo de vida e invitar a otros a ser discípulos también.
La palabra “todo” caracteriza este texto. Dado que Jesús tiene “toda potestad”, debemos ir a “todas las naciones” y enseñarles a guardar “todas las cosas” relacionadas con el evangelio, con la seguridad de que Cristo estará con nosotros “todos los días”, hasta el fin del mundo.
Piensa en tu iglesia local. ¿Qué está haciendo para nutrir y enseñar a los nuevos conversos? ¿Qué más se podría hacer? Pregúntate también: ¿Qué talentos tengo que podrían ser usados para cumplir esta parte importante de la Comisión evangélica?