“Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal” Prov. 4:26, 27

Protege a tu familia

lunes 05 enero, 2015

Una vez que decidimos andar en la senda de la sabiduría permanece nuestra necesidad de ejercer mucho cuidado, porque encontraremos obstáculos a lo largo de ese camino (ver 1 Ped. 5:8). Uno de los mayores peligros que afrontamos tiene que ver con nuestra familia, el área más preciosa, sensible e íntima de nuestra vida.

Lee Proverbios 5. ¿Con respecto a qué peligros debemos ser precavidos, según este pasaje?

El primer peligro comienza en nosotros mismos; se encuentra en nuestras palabras. Tenemos que vigilar nuestra lengua para asegurarnos de que lo que decimos no transmita un mensaje inadecuado o confuso. Nuestros labios deben estar en armonía con nuestro conocimiento y reflejar nuestra perspectiva espiritual.

El segundo peligro proviene de otra mujer, u otro hombre, que interfiera en la familia (aunque el texto se refiere al peligro que viene de una “mujer extraña”, el lenguaje debe entenderse en un sentido general; la tentación puede provenir de un hombre o una mujer). Cualquiera de ellos puede seducir a un cónyuge para que viole sus votos matrimoniales, y ¿quién no ha visto, o experimentado, cuán destructivo es este pecado?

Según el texto, la mejor manera de resistir estas tentaciones, que a menudo comienzan con palabras atrayentes, es escuchar las palabras de la sabiduría. Al prestar atención y obedecer la instrucción inspirada, es más probable que nos mantengamos concentrados en lo esencial y que, así, estemos protegidos del adulterio, o de cualquiera otra tentación que se nos cruce en el camino.

Por supuesto, no solo debemos evitar el adulterio, también debemos evitar ir al lugar donde reside la “tentadora” (Prov. 5:10): no debemos ni acercarnos a su puerta (5:8).

Tal vez, la mejor protección contra la tentación de amar a otra mujer u hombre es amar a tu cónyuge, “la mujer [o el hombre] de tu juventud” (5:18). El autor de Eclesiastés da un consejo similar: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol” (Ecl. 9:9). Sé agradecido por lo que tienes, y no mires hacia otra parte.

Lee 1 Corintios 10:13. Con esta promesa delante de ti, ¿qué pasos definitivos y prácticos necesitas dar, ahora mismo, para protegerte de las pasiones que pueden estar agitándose dentro de ti?

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