“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hech. 2:38, 39).

PEDRO EN PENTECOSTÉS

domingo 23 agosto, 2015

Las últimas palabras de Jesús antes de su ascensión fueron de naturaleza misional: “Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8). Aquí vemos otra vez el mandato de difundir el evangelio a todo el mundo. Solo cincuenta días más tarde, este llamado comenzó a desarrollarse, y Pedro tuvo un papel principal.

Lee Hechos 2:5 al 21. ¿De qué modo este evento muestra el deseo de Dios de que el evangelio vaya al mundo entero y el papel que los judíos de esa época tendrían en su proclamación?

La Gran Comisión encontró su primer cumplimiento el día de Pentecostés. El derramamiento del Espíritu Santo tuvo como meta la evangelización del mundo. Este derramamiento inicial del Espíritu Santo produjo grandes resultados el día de Pentecostés. Sin embargo, fue solo un anticipo de resultados mucho mayores que habían de venir en los años que siguieron.

El sermón de Pedro contuvo unos pocos puntos principales que siguen siendo válidos hoy:Primero, las profecías y las promesas del Antiguo Testamento se cumplieron en Cristo (Hech. 2:17-21), una verdad revelada por medio de las obras y las señales poderosas que acompañaron su ministerio, como también por su muerte y su resurrección (vers. 22-24).

Segundo, Jesús fue exaltado, puesto a la derecha de Dios, y ahora es el Cristo (el Mesías) y el Señor de todo (vers. 33-36). En él, todos los que se arrepienten y se bautizan recibirán el perdón de los pecados (vers. 38, 39).

Aquí vemos al activo y locuaz discípulo Pedro tomando su posición en favor de su creencia en Jesús. Fue llamado por Jesús para ser un líder sólido en los primeros días de la iglesia. Aunque menos cosmopolita, eficiente y adaptable a otras culturas y religiones que Pablo (ver Gál. 2:11-14), Pedro abrió el camino para que el evangelio entrara en unos quince países, al predicar a los judíos de la Diáspora en Jerusalén. De este modo, él usó un puente muy importante para llevar las Buenas Nuevas al mundo del Cercano Oriente de su tiempo.

¿Qué revela la historia de Pentecostés acerca de nuestra absoluta necesidad del Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿Qué elecciones podemos hacer a fin de estar más sintonizados con la conducción del Espíritu?

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