“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hech. 2:38, 39).

PEDRO Y LOS GENTILES

sábado 22 agosto, 2015

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 2:5-21; 10:1-8, 23-48; Romanos 2:14-16; Hechos 10:9-22; 11:1-10; 15:1-35.

PEDRO FUE EL PRIMER APÓSTOL en proclamar la salvación a los gentiles. Siguió su liderazgo en la iglesia durante mucho tiempo, aun después de que Pablo llegó a ser el misionero por excelencia a los gentiles. Pedro, junto con Pablo, ayudó a la iglesia primitiva a comprender la universalidad de la Gran Comisión.

Pedro trabajó para formar una iglesia integrada, uniendo a los conversos gentiles, que no percibían los detalles de la cultura judía, con los conversos judíos que tendían a tomar sus costumbres como absolutos divinos. El apóstol tuvo que discriminar entre los absolutos divinos inmutables y aquellas prácticas que eran culturales y relativas, y que no tenían consecuencias importantes en el creyente, fuera este judío o gentil. Pedro, en el Concilio de Jerusalén, afirmó que Dios “ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos [los gentiles], purificando por la fe sus corazones” (Hech. 15:9), y ayudó así a la unidad de la iglesia primitiva.

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