“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8).

CON EL ETÍOPE

miércoles 2 de septiembre, 2015

Según Hechos 8:26 al 39, el siguiente contacto de Felipe fue el tesorero de la administración etíope, llevando la misión otro paso más hacia “lo último de la tierra” (Hech. 1:8). Felipe fue el eslabón entre Samaria y la misión en Gaza. De Samaria, al norte de Jerusalén, Felipe fue llamado a Gaza, que está al sur de la ciudad. Su trabajo en el norte se concentró en un grupo; aquí, en una sola persona. En Samaria, Felipe pudo proclamar a Cristo solamente desde los cinco libros de Moisés, porque esto era todo lo que aceptaban los samaritanos; aquí, pudo usar también el libro de Isaías, probablemente en una traducción griega.

Lee Hechos 8:26 al 39. Al hacerlo, responde las siguientes preguntas:

¿Cuáles fueron los versículos de Isaías 53 que estaba leyendo el etíope, y por qué le dieron a Felipe la oportunidad perfecta para evangelizarlo?

En contraste con la obra de Felipe en Samaria, donde realizó milagros (Hech. 8:6), todo lo que hizo con el etíope fue estudiar la Biblia. ¿Qué muestra esto, que nos puede servir al ministrar a otros?

El Espíritu de Dios llamó a Felipe tan pronto como había terminado de explicar las “buenas nuevas acerca de Jesús” y bautizado al etíope. Felipe no tuvo la oportunidad de transmitir sus creencias y enseñanzas a su nuevo converso. El etíope quedó para abrazar su fe cristiana en el contexto de su cultura africana, guiado por el Antiguo Testamento y por el Espíritu de Dios, que ya había estado obrando, puesto que él ya era un adorador de Dios y un creyente en su Palabra.

Felipe le explicó al etíope los textos cruciales del Antiguo Testamento acerca de la muerte de Jesús. ¿Por qué Jesús, su muerte y su resurrección deben ser centrales en el mensaje que damos al mundo? ¿Qué es el mensaje sin él?