“Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí” (Jer. 20:7).

JEREMÍAS EN EL CEPO

lunes 26 octubre, 2015

La tarea de los profetas siempre ha sido transmitir el mensaje de Dios, sin contar cuántas personas los acepten o rechacen. En general, el número de los que aceptaron lo que los profetas predicaban en el tiempo en que lo predicaban fue bajo. Por ejemplo, aunque no sabemos cuántos vivían en el tiempo de Noé, podemos suponer razonablemente que la mayoría no fue receptiva, dado el pequeño número que entró en el arca. En toda la historia sagrada, esta parece haber sido la experiencia.

Lee Jeremías 20:1 al 6. ¿Qué clase de recepción tuvo este mensaje?

Para entender mejor lo que sucedía aquí, es necesario leer qué palabras usó Jeremías al dar su profecía (palabras que lo pusieron en problemas con este alto oficial). En Jeremías 19, leemos algo de esa profecía: Dios traería “mal sobre este lugar” (Jer. 19:3), haría que su pueblo cayera por la espada, y sus cuerpos fueran comidos por aves y animales (vers. 7), y haría que los judíos se volvieran caníbales (( vers. 9).

Aunque ninguno habría sido feliz de ser el centro de tal profecía, Pasur se ofendió en forma especial. Como ocurre con la mayoría de la gente, su reacción inicial fue rechazar el mensaje; después de todo, ¿quién querría creer algo tan repugnante? Más que eso, usando su cargo, Pasur cometió el error de castigar al mensajero. Hizo azotar al profeta de acuerdo con la Ley ( Deut. 25:1-3) y lo puso en el cepo. Pasur lo liberó al día siguiente, y esta experiencia dolorosa y humillante no detuvo a Jeremías de seguir dando su profecía, esta vez, no solo contra Judea sino también específicamente contra Pasur y su familia. Antes de mucho, la suerte de ellos sería un horrible ejemplo para todos los que lo vieron encadenado como cautivo. Este es el primer lugar en el libro de Jeremías en que se menciona a Babilonia como el lugar del exilio. (Los capítulos, y aun secciones de capítulos, no están en orden cronológico.)

Imagínate escuchar algo así profetizado contra ti. ¿Cuál piensas que sería tu primera reacción? Y ¿cuál debería ser? (Ver Hech. 2:37.)

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