Conclusión
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). Sin duda, podemos mirar la naturaleza, las relaciones humanas y las maravillas de la creación misma, y obtener una vista del amor de Dios, por mucho que el pecado haya dañado esa creación así como nuestra habilidad para apreciarla o aun leerla correctamente. Pero, en la Cruz, los velos fueron quitados y el mundo recibió la más clara y fuerte revelación posible de ese amor, un amor tan grande que llevó a Elena de White a llamarla “la separación de los poderes divinos” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA, 7:935, 936).
¿La separación de los poderes divinos?
Tan grande era el amor de Dios por nosotros que la Deidad, quienes se amaban desde la eternidad, soportaron esta “separación” a fin de redimirnos. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mat. 27:46) es la expresión más clara y poderosa de esa “separación”, de lo que costó salvarnos. Aquí, podemos ver otra vez el dolor y el sufrimiento que Dios soportó por causa de nuestro pecado.
No es extraño, entonces, que “nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Por supuesto, como humanos caídos solo imitamos ese amor, y aun esa imitación a menudo es desfigurada por nuestro propio egoísmo y deseos pecaminosos. El amor de Dios trasciende el nuestro; reflejamos el amor de Dios de la manera en que un charco de barro con aceite refleja el cielo.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Aunque muchos de nosotros hoy no adoramos animales u objetos de la naturaleza en la forma en que lo hicieron los antiguos, ¿de qué maneras estamos en peligro de hacer un ídolo o un dios de la naturaleza misma?
- ¿Cuál es la función del arrepentimiento en la vida de un cristiano? Es decir, fuera del arrepentimiento inicial cuando primero aceptamos a Jesús, ¿qué función sigue teniendo el arrepentimiento en la vida de fe?
- Trata de envolver tu mente alrededor de la idea de la “separación de los poderes divinos”. ¿En qué sentido hemos de entender esto? Aunque no nos diga otra cosa, ¿qué nos dice acerca de cuán mortal y costoso es el pecado?