“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

INQUIETUD SOBRE UN DÍA DE QUIETUD

lunes 2 de mayo, 2016

Si, como alegan muchos en el mundo cristiano, el sábado del séptimo día fue abolido, reemplazado, superado, cumplido, etc., entonces, ¿por qué Jesús ocupó tanto tiempo hablando acerca del modo de guardar el sábado?

Lee los siguientes versículos. ¿Cuáles eran los problemas en discusión en estas escenas, y cuáles no eran los problemas? Mat. 12:1, 2; Luc. 14:1-6; Mar. 2:23-28; Juan 5:9-16.

Sabiendo que una de las razones por las que Israel había sido llevado en cautividad a Babilonia fue que la Nación había profanado el sábado, los fariseos querían impedir que eso sucediera de nuevo. Por ello, crearon toda una lista de reglas y normas sobre lo que era aceptable hacer o no en sábado, para proteger la santidad del día. ¿Cuáles eran algunas de esas reglas?

Si una gallina pone un huevo en sábado, ¿está bien comerlo? La mayoría de los fariseos decía que, si una gallina era ponedora, no estaba bien comer un huevo puesto en sábado, porque la gallina estaba trabajando. Sin embargo, si solo se estaba engordando a la gallina para comerla, estaba bien comer el huevo porque esa no era su tarea principal. (También se sugería que estaba bien comer un huevo puesto en sábado si luego se mataba a la gallina por transgredir el sábado.)

¿Está bien mirarse en un espejo en sábado? No, porque si veías un cabello gris, podías estar tentado a sacártelo, y eso sería cosechar, lo que implicaba violar el sábado.

Si tu casa se incendia en sábado, ¿está bien entrar para salvar tu ropa? Solo debes sacar un juego de ropa. Sin embargo, si te vistes un juego de ropa, puedes entonces sacar otro juego. (De paso, si tu casa se prende fuego, no está bien pedir a un gentil que apague el fuego, pero si el gentil está apagando el fuego de todos modos, eso está bien.)

¿Está bien escupir en sábado? Puedes escupir sobre una roca, pero no sobre el suelo, porque eso sería hacer barro (que solía usarse en las construcciones).

Podemos reírnos, pero ¿cómo podemos evitar hacer lo mismo, no solo con respecto al sábado sino con todos los demás aspectos de nuestra fe; es decir, perder de vista lo que es realmente importante y concentrarnos, en cambio, en lo trivial?