“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18).

EL CRISTO RESUCITADO

miércoles 22 de junio, 2016

La fe cristiana se centra no solo en la Cruz sino también en la tumba vacía. La mayoría de la gente en el mundo, incluso los no cristianos, cree que un hombre llamado Jesús de Nazaret murió en una cruz. Algún tiempo después de Jesús, encontramos referencias históricas tales como la de Tácito, un historiador romano: “Nerón [...] infligió las más exquisitas torturas sobre una clase odiada por sus abominaciones, llamados cristianos [...] por el populacho. Cristo, de quien proviene el nombre de ellos, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato”.−Tácito, 57-117 d.C. (www.causeofjesusdeath.com/jesus-in-secular-history.html).

Hay poca discusión, entonces y ahora, acerca de si un personaje histórico llamado Jesús fue condenado y crucificado. La parte difícil es la Resurrección: Jesús de Nazaret, que murió un viernes de tarde, volvió a vivir el domingo de mañana. Mucha gente lucha con esto. Un judío crucificado por los romanos en Judea era un evento frecuente. Pero ¿un judío resucitado de entre los muertos después de ser crucificado? Esto es algo muy diferente.

No obstante, sin esta creencia en un Jesús resucitado, no existe la fe cristiana. Pablo escribió: “Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. [...] Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Cor. 15:14, 19). La muerte de Jesús debía ser seguida por su resurrección, porque en ella tenemos la seguridad de la nuestra.

Cuando vamos a la historia de la resurrección de Jesús, tenemos dos opciones. Primera, considerar esta historia como una propaganda sentimental de unos pocos seguidores de Jesús para mantener vivo su recuerdo. La segunda opción es tomarla en forma literal, como un evento extraordinario, con implicaciones para cada ser humano que alguna vez viva o haya vivido sobre esta Tierra.

Lee Mateo 28:1 al 15. ¿Por qué les dice Jesús a sus discípulos (en el vers. 9) que se “regocijen”? [“¡Salve!” era un saludo corriente, y viene del verbo “regocijarse”. N. del T.] Por supuesto, ellos estaban contentos de verlo nuevamente y resucitado. Pero ¿cuál es la verdadera razón para regocijarnos por la resurrección de Jesús?