“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9).

ENTONCES CONOCEREMOS

martes 22 diciembre, 2020

“El cielo es una escuela; su campo de estudio, el Universo; su Maestro, el Ser infinito. En el Edén fue establecida una filial de esa escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la educación en la escuela del Edén” ( Ed 301).

Si eres como la mayoría, tienes muchos interrogantes: interrogantes sobre el pecado, el sufrimiento, la enfermedad, la muerte; sobre por qué sucedió esto, o aquello o lo otro.

También tenemos preguntas sobre el mundo natural y todos sus misterios. Por más que la ciencia haya logrado avances increíbles al ayudarnos a comprender más sobre el mundo y el Universo en general, aún queda mucho por hacer.

Desde las formas de vida más simples hasta el cielo sobre nuestra cabeza, desde el movimiento de las partículas subatómicas hasta las galaxias en sus órbitas, que se encuentran dispersas por el cosmos, nos enfrentamos a una realidad que es mucho más grandiosa y profunda de lo que nuestra mente ahora puede comprender, especialmente con el poco tiempo que tenemos aquí y ahora para estudiar estas cosas por nuestra cuenta.

Por otro lado, al tener una eternidad para estudiar, entonces sin duda resolveremos muchos misterios.

¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre lo que aprenderemos una vez que este triste capítulo de pecado, sufrimiento y muerte finalmente haya terminado?

1 Corintios 13:12

1 Corintios 4:5

Se nos promete que entenderemos las cosas que, por ahora, permanecen ocultas para nosotros. ¡Qué maravillosa esperanza, también, que una vez que veamos y comprendamos cosas que ahora parecen tan difíciles no tendremos más que alabanzas para Dios! La clave para nosotros ahora es mantener la fe, confiar en las promesas de Dios, vivir de acuerdo con la luz que tenemos y perseverar hasta el final. Y lo bueno es que “todo lo [podemos] en Cristo que [nos] fortalece” (Fil. 4:13).

¿Qué dudas serias pesan sobre tu corazón? ¿Qué cosas te parecen ahora tan incomprensibles? Aprender a confiar en Dios por las cosas que entiendes, ¿de qué manera puede ayudarte con las cosas que, por ahora, no entiendes?

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