“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9).
LA ESCUELA EN EL MÁS ALLÁ
“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Cor. 4:17, 18). ¿Qué esperanza nos ofrecen estos versículos? ¿Cuáles podrían ser algunas de estas cosas eternas invisibles que estamos esperando, que se nos promete a través de Jesús? Ver, además, Apocalipsis 21:1 y 2; 2:7; y 7:14 al 17.
Más allá de que las promesas que se nos ofrecen en Jesús son reales, que tenemos muchas buenas razones para creer en ellas, el hecho es que la Biblia nos da pistas, vislumbres, de lo que nos espera. Sin embargo, una cosa de la que podemos estar seguros es que será extraordinario, porque ¡piensa qué magnífica sería la vida en una existencia sin los estragos del pecado!
Todo nuestro dolor, todo nuestro sufrimiento, todas las cosas con las que luchamos aquí provienen del pecado y sus consecuencias. Cristo vino a deshacer todo eso, y restaurará la Tierra a lo que Dios originalmente había querido que fuera antes de que el pecado entrara. De hecho, será mejor, porque en medio de todas estas glorias siempre podremos ver las cicatrices en las manos y los pies de Jesús, el costo de nuestra redención.
“¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio, cuando se descorra el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos apenas vislumbres por medio del microscopio! ¡Cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio! ¡Cuando, borrada la mancha del pecado, toda la Tierra aparezca en ‘la hermosura de Jehová nuestro Dios’! Allí, el estudioso de la ciencia podrá leer los informes de la Creación sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza, y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto Universo contemplará ‘el nombre de Dios escrito en grandes caracteres’, y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo quedará señal del mal” (Ed 303).
Trata de imaginar cómo será vivir para siempre en un mundo completamente nuevo, sin todo lo que dificulta tanto la vida aquí. ¿Cómo te lo imaginas? ¿Qué cosas esperas especialmente?