“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 25 de diciembre, 2020

Lee Elena de White, La educación, “La escuela del más allá”, pp. 301-309; El conflicto de los siglos, “El fin del conflicto”, pp. 720-737.

“El león, al que tanto tememos aquí, se acostará con el cordero; todo en la Tierra nueva será paz y armonía. Los árboles serán derechos y elevados, y no tendrán ninguna deformidad. [...]

“Todo lo que hay de bello en nuestro hogar terrenal tendría que hacernos pensar en el río de cristal y los verdes prados, los árboles cimbreantes y las fuentes vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestro hogar celestial, mundo de hermosura que ningún artista puede representar en el lienzo, y que ninguna lengua mortal puede describir” (MSV 366, 367).

“El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar esas verdades que nos hacen considerar la Tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa del Padre. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la Patria celestial [...]. El lenguaje humano es inadecuado para describir la recompensa de los justos. Solo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna mente finita puede comprender la gloria del Paraíso de Dios” (CS 733).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Analicen un poco más el argumento de Pascal, sobre los que aparentemente no se preocupan por lo que habrá en la Eternidad. ¿Por qué crees que la gente asume esta actitud? ¿Por qué tener esa actitud es tan irracional?
  2. Expláyense más sobre lo siguiente: ¿Por qué la esperanza de la vida eterna es tan importante para nuestra fe? Sin ella, ¿por qué no tenemos nada, en realidad?
  3. Piensen en todos los misterios increíbles que existen en el mundo natural. Ya sea en biología, geología, astronomía, física, química, en todos los campos todo resulta ser mucho más complejo de lo que se pensaba originalmente. Los científicos, por ejemplo, ya no hablan de “formas de vida simples” porque, como resultado, incluso las formas de vida más simples no son tan sencillas, finalmente. Cada nuevo avance, cada nuevo descubrimiento, parece abrirnos más interrogantes que necesitamos responder. ¿Cómo nos ayuda todo esto a comprender cuánto aprenderemos en la “escuela del más allá”?