“Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” (Isa. 40:9).
CONSUELO PARA EL FUTURO (ISA. 40:1, 2)
En Isaías 40:1 y 2, Dios consuela a su pueblo. El tiempo de su castigo finalmente ha terminado. ¿Qué castigo es ese?
Hay muchas respuestas para esta pregunta. Estuvo el castigo administrado por Asiria, la vara de la ira de Dios (Isa. 10), de la que Dios libró a Judá destruyendo al ejército de Senaquerib en 701 a.C. (Isa. 37). Estuvo el castigo administrado por Babilonia, que se llevó posesiones y gente de Judá porque Ezequías había mostrado su riqueza a los mensajeros de Merodac-baladán (Isa. 39). Y estuvo el castigo administrado por una de las otras naciones contra las que Isaías escribió mensajes (Isa. 14–23).
Mientras tanto, aunque las palabras “Asiria” y “asirio/s” se mencionan 43 veces de Isaías 7:17 a 38:6, esta nación aparece solo una vez en el resto de Isaías, donde Isaías 52:4 se refiere a la opresión “en tiempo pasado” por parte de Egipto y luego “el asirio”. En la última parte de Isaías, se menciona la liberación del exilio de Babilonia (Isa. 43:14; 47:1; 48:14, 20), y es Ciro, el persa, que conquistó Babilonia en 539 a.C., quien liberaría a los exiliados de Judá (Isa. 44:28; 45:1, 13).
Isaías 1 al 39 enfatiza los acontecimientos que condujeron a la liberación de los asirios en 701 a.C., pero al comienzo del capítulo 40 el libro avanza un siglo y medio hasta el fin de Babilonia, en 539 a.C., y el regreso de los judíos poco después.
El tema del regreso de Babilonia, ¿tiene relación con algo anterior en Isaías? ¿Qué es?
Isaías 39 sirve como transición para los siguientes capítulos al predecir un cautiverio babilónico, al menos para algunos de los descendientes de Ezequías (Isa. 39:6, 7). Además, los oráculos de Isaías 13, 14 y 21 predicen la caída de Babilonia y la libertad que esto traería al pueblo de Dios: “Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra [...]. Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia” (Isa. 14:1-4). Observa la estrecha conexión con Isaías 40:1 y 2, donde Dios promete a su pueblo que pondrá fin a su sufrimiento.
¿Qué significan para ti las promesas bíblicas sobre el fin del sufrimiento ahora, en medio de tu sufrimiento actual? ¿De qué serviría nuestra fe sin esas promesas? ¿Por qué, entonces, es tan importante aferrarse a ellas, pase lo que pase?