“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones” (Isa. 42:1).

UN SIERVO QUE SIENTE Y SUFRE (ISA. 49:1–12)

jueves 25 de febrero, 2021

¿Quién es el siervo de Dios en Isaías 49:1 al 12?

Dios lo llama y le pone nombre antes de que nazca, hace que su boca se asemeje a una espada, y se gloriará en él. Dios emplea al siervo para recuperar a la nación de Israel para sí, a fin de que sea una luz de salvación para todo el mundo, para que sea un pacto y liberar prisioneros. Hay una gran superposición entre esta descripción y la de Isaías 42, donde identificamos al siervo como el Mesías. El Nuevo Testamento encuentra los atributos del siervo en Jesucristo, en ambas venidas: Mateo 1:21; Juan 8:12; 9:5; 17:1-5; Apocalipsis 1:16; 2:16; 19:15.

Si este siervo es el Mesías, ¿por qué Dios lo llama “Israel” aquí (Isa. 49:3)?

Anteriormente encontramos que, en esta parte de Isaías, el siervo de Dios “Israel/Jacob” se refiere a la nación. Pero aquí el nombre “Israel” (sin una referencia paralela a “Jacob”) se aplica claramente al siervo individual, el que restaura la nación a Dios (Isa. 49:5). El siervo individual se ha convertido en la personificación o el representante ideal de la nación (Isa. 48:1).

¿Qué nuevo elemento aparece aquí? Isaías 49:4, 7.

Esta es la primera indicación de la dificultad que implica la tarea del siervo. Se lamenta: “Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas” (Isa. 49:4), una idea que se refleja en Daniel 9:26: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí”. Pero se aferra a la fe: “Pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios” (Isa. 49:4).

Isaías 49:7 es sorprendente. El siervo es “menospreciado de alma”, “abominado de las naciones”, “siervo de los tiranos”. Pero el Señor le dice: “Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió”.

Recuerda el ministerio de Cristo. Hasta el mismo fin, ¿no tuvo razones para desanimarse? Sin embargo, se mantuvo fiel, a pesar de las apariencias externas. ¿Cuál es la lección para que nosotros hagamos lo mismo, a pesar de las apariencias externas?