“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti” (Gén. 17:7).

UN PACTO ETERNO

sábado 17 de abril, 2021

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 3:14; Génesis 17:1–6; 41:45; Daniel 1:7; Génesis 15:7–18; 17:1–14; Apoc. 14:6, 7.

¿Cuántos recordamos nítidamente haber tenido de pequeños una enfermedad grave o un principio de neumonía, y que podría haber sido aún peor? Al despertarnos en medio de una larga noche con fiebre, veíamos a nuestra madre o a nuestro padre sentados en una silla junto a nuestra cama, bajo el suave resplandor de la luz de noche.

De la misma manera, en un sentido humano figurado, Dios se “sentó junto a la cama” de un mundo enfermo de pecado mientras la oscuridad moral comenzaba a profundizarse en los siglos posteriores al Diluvio. Por esta razón llamó a Abram y, a través de su fiel siervo, concibió establecer un pueblo a quien él pudiera confiarle el conocimiento de sí mismo y darle salvación. Por lo tanto, Dios hizo un pacto con Abram y su posteridad.

Reseña de la semana: ¿Cuál es el nombre de Dios? Qué significa? ¿Cuál fue el significado de los nombres que Dios usó para identificarse con Abram? ¿Por qué Dios cambió el nombre de Abram a Abraham? ¿Por qué son importantes los nombres? ¿Qué condiciones u obligaciones estaban vinculadas al Pacto?