“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 30 de julio, 2021

“Cuando les parezca que su trabajo es rudo, cuando se quejen de dificultades y pruebas, cuando digan que no tienen fortaleza para resistir la tentación, que no pueden vencer la impaciencia y que la vida cristiana es una tarea penosa, estén seguras de que no están llevando el yugo de Cristo; están llevando el yugo de otro maestro” (CN 251, 252).

“Se necesitan vigilancia constante y devoción ferviente y amante, pero ellas vendrán naturalmente cuando el alma sea preservada por el poder de Dios mediante la fe. No podemos hacer nada, absolutamente nada, para ganar el favor divino. No debemos confiar en absoluto en nosotros mismos ni en nuestras buenas obras. Sin embargo, cuando vamos a Cristo como seres falibles y pecadores, podemos hallar descanso en su amor. Dios aceptará a cada uno que acuda a él confiando plenamente en los méritos de un Salvador crucificado. El amor brota en el corazón. Puede no haber un éxtasis de sentimientos, pero hay una confianza continua y serena. Toda carga se hace liviana, pues el yugo que impone Cristo es fácil. El deber se convierte en una delicia; y el sacrificio, en un placer. La senda que antes parecía sumida en tinieblas se convierte en brillante con los rayos del Sol de Justicia. Esto es caminar en la luz así como Cristo está en la luz” (FO 38, 39).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Recuerdas el momento, en tu experiencia con Jesús, cuando finalmente te entregaste? Comparte ese momento con tu clase y concéntrate particularmente en la razón por la que te entregaste.
  2. Estudien la oración de Jesús en Mateo 11:25 al 27 y analicen en clase cómo llegamos a conocer sobre la gracia. ¿Por qué Dios oculta el plan de salvación (“estas cosas”) de los sabios y entendidos y se las revela a los niños?
  3. De una manera práctica, ¿cómo podemos ayudar a acercarse a Jesús y a hallar descanso a quienes nos rodean y luchan con sus cargas?
  4. Reflexiona en esta idea de ser “manso y humilde de corazón”. ¿No es eso malo para la autoestima de una persona? ¿No deberíamos sentirnos bien con nosotros mismos, especialmente con alguien que de todos modos lucha con sus propias dudas? La Cruz, y lo que esta representa, ¿cómo nos ayuda a entender lo que Jesús quiere decir acerca de ser “manso y humilde”? Es decir, en presencia de la Cruz, ¿por qué la mansedumbre y la humildad son las únicas actitudes realmente apropiadas que debemos tener?