“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Ped. 3:17, 18).
EL GRAN CONFLICTO EN LA INTIMIDAD
Como sabemos al leer la historia (Gén. 39:11-20), José sufre debido a su decisión basada en principios. José es encarcelado. Como propiedad de Potifar, José podría haber sido asesinado en el acto, sin más preguntas. Potifar, obviamente, no le creyó a su esposa, pero tenía que proteger su reputación tomando medidas. Y, aun así, a pesar de las horribles circunstancias, las Escrituras dicen que “Jehová estaba con José” (39:21).
La vida en el planeta Tierra no es justa. El bien no siempre se recompensa y el mal no siempre se castiga de inmediato. Sin embargo, hay buenas noticias: José puede hallar descanso, incluso en la cárcel, porque Dios está con él. En la cárcel, podría haber reflexionado en la injusticia de su situación, podría haber desistido o incluso renunciado a Dios.
¿Qué hace José mientras está en prisión? ¿Cómo se relaciona con quienes lo rodean? Lee Génesis 39:21 al 40:22.
En prisión, José trabaja con lo concreto, no con lo ideal. Hace contactos; ayuda a los demás, a pesar de que las relaciones en la cárcel distaban mucho de ser ideales. Y José no tiene reparos en pedir ayuda y volverse vulnerable. Pide ayuda al copero luego de interpretarle el sueño.
¿Cuál es la perspectiva general de las relaciones que presenta Pablo en Efesios 6:1 al 13?
Nuestras relaciones son un reflejo en miniatura del Gran Conflicto entre Dios y Satanás que se viene librando a lo largo de los siglos. Por tanto, esto significa que no hay relaciones perfectas. Toda relación debe tener una dinámica de crecimiento, y Satanás tiene un interés personal en usar a su favor todas nuestras relaciones, especialmente las más cercanas a nosotros, para herir y frustrar la voluntad de Dios para nuestra vida. Podemos estar agradecidos de que él no nos deja pelear estas batallas en soledad. La Palabra de Dios establece principios para nuestras relaciones. Su promesa de darnos sabiduría (Sant. 1:5) también se extiende a nuestras relaciones. Y, así como estaba con José, promete estar con nosotros cuando nuestras relaciones resulten complejas.
Reflexiona en la promesa de Dios en Santiago 1:5 y tómate un momento para orar pidiendo sabiduría para tus relaciones. ¿Cómo puedes mostrarte abierto a las impresiones del Espíritu Santo al relacionarte con estas personas?