“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Sal. 27:1).

DESCANSO Y MÁS

jueves 19 de agosto, 2021

Dios sabe que Elías se cansó de tanto correr. Dios sabe que, más que estar físicamente cansado, Elías está emocionalmente agotado y carga con un tremendo peso de culpa. Como Jesús hizo con el paralítico muchos años después, Dios hace borrón y cuenta nueva, y le da descanso a Elías. Finalmente, este puede dormir bien y reanimarse.

Cabría esperar que este fuera el final de la historia; pero, no. El descanso de Dios no ocurre una sola vez. Entrar en el reposo de Dios tiene que ver con sanar; con desaprender lentamente los patrones de pensamiento negativos y los hábitos destructivos. Dios no cura precipitadamente.

Lee 1 Reyes 19:5 al 8. ¿A dónde va Elías ahora y por qué?

Después de descansar, Elías vuelve a correr. Pero esta vez Dios reorienta su marcha. Dios comprende que la vida en este mundo pecaminoso puede causar depresión. Él comprende nuestro impulso de “correr”, pero quiere redirigir nuestra marcha. En vez de todos los mecanismos autodestructivos de afrontamiento que probamos en ocasiones, quiere que corramos hacia él. Y, una vez que empezamos a correr hacia él, quiere enseñarnos a escuchar el “silbo apacible y delicado” (1 Rey. 19:12) que nos dará descanso.

Elías no tenía fuerzas para levantarse y hacer el viaje para encontrarse con Dios. Dios provee la energía para la reunión, y el Señor promete un mañana mejor.

Mientras Elías estaba acostado debajo de su enebro y deseaba morir, creía que sus mejores días habían quedado atrás.

Lee 1 Reyes 19:15 y 16; y 2 Reyes 2:11. ¿Qué le esperaba a Elías todavía?

Dios sabía que le esperaban días mejores a Elías. El profeta sanaría cuando aprendiera a regular su vida con los ritmos de Dios y a aceptar su descanso. Todavía quedaban reyes por ungir y un sucesor por elegir. Dios ya sabía acerca de Eliseo, que llegaría a ser tan unido como un hijo para Elías. Dios sabía que con fe Elías volvería a hacer descender fuego del cielo (2 Rey. 1:10). Para el profeta, no habría ninguna muerte desesperada bajo un enebro, sino más bien un paseo en carro de fuego hacia el descanso celestial.

¿Qué podemos aprender de la historia de Elías? ¿Por qué, sin importar lo mal que nos sintamos, con el poder de Dios debemos tratar de no rendirnos?