“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
EL MANDATO DE DESCANSAR
La Creación puede ser “muy buena”, pero aún no está completa. La Creación termina con el descanso de Dios y una bendición especial sobre el séptimo día, el sábado. “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
El sábado es parte integral de la Creación de Dios; por cierto, es la culminación de la Creación. Dios hace el descanso y crea un espacio para la comunidad donde la humanidad (en ese entonces, el núcleo familiar de Adán y Eva) podía detener sus actividades diarias y descansar junto con su Creador.
Lamentablemente, el pecado entró en este mundo y lo cambió todo. Se acabó la comunión directa con Dios. En cambio, hubo partos dolorosos, afán, relaciones frágiles y disfuncionales, y demás; la letanía de infortunios que todos conocemos tan bien como la vida en este mundo caído. Y, aun así, en medio de todo esto, el sábado de Dios continúa siendo un símbolo perdurable de nuestra creación, y también la esperanza y promesa de nuestra recreación. Si el descanso sabático era necesario antes del pecado, ¿cuánto más después?
Muchos años después, cuando Dios libera a sus hijos de la esclavitud en Egipto, les vuelve a recordar este día especial.
Lee Éxodo 20:8 al 11. ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia del día de reposo en relación con la Creación?
Con este mandamiento, Dios nos llama a recordar nuestros orígenes. Contrariamente a lo que muchos creen, no somos productos casuales de fuerzas frías, indiferentes y ciegas; al contrario, somos seres creados a imagen de Dios. Fuimos creados para confraternizar con Dios. No importa que los israelitas hayan sido tratados como esclavos de escaso valor. Cada sábado, de una manera especial eran llamados a recordar quiénes eran en realidad, seres creados a imagen de Dios mismo.
“Y puesto que el sábado es un monumento recordativo de la obra de la Creación, es una señal del amor y el poder de Cristo” (DTG 248).
Reflexiona en la importancia de la doctrina de una Creación de seis días. En definitiva, ¿qué otra enseñanza es tan importante que Dios nos ordena que dediquemos una séptima parte de nuestra vida, cada semana, y sin excepción, a recordarla? ¿Qué debería enseñarnos este solo hecho acerca de la importancia de recordar nuestros verdaderos orígenes, como se describe en el libro de Génesis?