“Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis” (Lev. 23:3).
EL FORASTERO DENTRO DE TUS PUERTAS
Lee Éxodo 19:6. ¿Qué nos dice este texto sobre el estatus del antiguo Israel? (Ver además 1 Ped. 2:9.)
Israel había sido llamado a salir de Egipto para ser el pueblo del Pacto de Dios; la nación a través de la cual, si hubieran permanecido fieles, el evangelio se habría esparcido por el mundo. Sin duda, fueron objeto del cuidado y la preocupación especiales de Dios, se les concedieron privilegios especiales y, al mismo tiempo, se les asignaron responsabilidades especiales.
Lee Éxodo 23:12. ¿Qué más sucede aquí? ¿Qué nos enseña este texto acerca de cómo Dios consideraba a los demás, aparte de los propios israelitas?
La universalidad del sábado es algo que muchas personas pasan por alto. Por supuesto, el error más común es que solo era para los judíos, un error expuesto en los dos primeros capítulos del Génesis. En definitiva, Dios creó a todas las personas; por lo tanto, todos deberían acordarse del día de reposo.
Aunque siempre debemos tener presente lo que el sábado representa para nosotros, también debemos recordar lo que debería decirnos sobre los demás. En cierto sentido, nuestro descanso y nuestra relación con nuestro Creador y Redentor nos llevarán automáticamente a considerar a los demás con nuevos ojos, a verlos como seres creados por el mismo Dios que nos creó a nosotros, amados por el mismo Dios que nos ama y que murió tanto por ellos como por nosotros. Como hemos visto (Éxo. 20:10; Deut. 5:14), a los siervos, a los extranjeros, incluso a los animales se les debe dar un descanso sabático.
Dice mucho el hecho de que incluso los forasteros dentro de sus puertas, es decir, aquellos que (todavía) no participaban de las promesas del Pacto dadas a Israel, debían disfrutar del descanso sabático. Nunca hay que explotar, abusar ni aprovecharse de los seres humanos, ni de los animales. Cada semana, el pueblo hebreo (y nosotros también) debía recordar de una manera poderosa cuánto tenemos en común con otras personas; e incluso si disfrutamos de bendiciones y privilegios que otros no disfrutan, debemos recordar que continuamos siendo parte de la misma familia humana y, por lo tanto, debemos tratar a los demás con respeto y dignidad.
Tu propia observancia del sábado ¿cómo podría convertirse en una bendición para quienes no guardan el sábado? Es decir, ¿cómo puedes usar el sábado como testimonio para los demás?