“Y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Cor. 10:3, 4).

PROFECÍA CUMPLIDA

lunes 4 de octubre, 2021

A pesar de algunos de los errores que la ciencia moderna trata de promulgar como verdad (como que nuestro Universo surgió de la “nada absoluta” por sí solo o que toda la vida en la Tierra surgió por casualidad a partir de sustancias químicas simples), la ciencia nos ha brindado algunas revelaciones asombrosas del poder creador de Dios. La armonía, el equilibrio, la precisión de muchos aspectos del mundo natural, incluso en su estado caído, continúan asombrando a quienes los estudian.

Y, si Dios puede ser tan preciso con las cosas físicas, sin duda también lo será con las cosas espirituales. Por lo tanto, en los primeros versículos de Deuteronomio, podemos ver más de la increíble precisión de Dios.

Lee Deuteronomio 1:1 al 6. ¿Cuál es el significado profético del hecho de que Deuteronomio 1:3 hable de “los cuarenta años”?

Después del fiasco, cuando Moisés envió espías desde Cades-barnea para inspeccionar la tierra, y el pueblo rechazó el llamado para tomarla, ¿qué sucedió? Se les dijo que no entrarían en la Tierra Prometida como esperaban. Y ¿cuánto tiempo esperarían antes de entrar? “Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo” (Núm. 14:34).

Por lo tanto, Deuteronomio retoma en el año cuarenta, exactamente como Dios les había dicho. En otras palabras, la Palabra profética de Dios es tan confiable como Dios mismo, y lo que vemos aquí en los primeros versículos de Deuteronomio son más evidencias de esa fiabilidad; es decir, Dios hace lo que dice y lo hace cuando dice que lo hará.

Por supuesto, este no es el único período profético que se cumplió como Dios había dicho. Al mirar hacia atrás desde nuestro punto de vista actual, podemos encontrar en Daniel 9:24 al 27, por ejemplo, que el tiempo anunciado para el ministerio y la muerte de Jesús se cumplió tal como el Señor había dicho. Podemos ver también que el “tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (Dan. 7:25; ver también Apoc. 12:6, 14; 13:5) se ha cumplido en la historia, así como los 2.300 días de Daniel 8:14.

Y, además de los elementos de tiempo precisos, las profecías de Daniel 2, 7 y 8, que predijeron con tanta precisión y exactitud la historia del mundo, nos han brindado evidencias abrumadoras de la presciencia, el control y la confiabilidad de Dios.

Podemos ver que el Señor cumplió fielmente estas profecías pasadas tal como predijo. ¿Por qué esto debería darnos la certeza de que podemos confiar en él en cuanto a las cosas que dijo que ocurrirán en el futuro?