“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:5).
TEMER A DIOS
Moisés les dijo a los hijos de Israel que amaran a Dios con todo lo que tenían. Era un mandato. Sin embargo, pocos versículos antes, Moisés les dio otro mandato: “Que temas a Jehová tu Dios” (Deut. 6:2).
Lee Deuteronomio 10:12. ¿Qué dice este texto sobre el amor y el temor, y cómo lo entendemos?
En un versículo se les dice que teman a Dios; en otro, que lo amen; y en este versículo se les dice que lo teman y lo amen al mismo tiempo. Según la interpretación común de la palabra “temor”, esto puede parecer una contradicción, pero no lo es. El temor de Dios (en el sentido de admiración y respeto por quién es él, su autoridad, su poder, su justicia y su rectitud, especialmente en contraste con nuestra pecaminosidad, debilidad y total dependencia de él) debería ser una reacción natural. Somos seres caídos, seres que hemos violado la Ley de Dios y que, si no fuera por su gracia, merecemos la condenación y la muerte eterna.
Lee Efesios 2:1 al 10. Estos versículos ¿cómo deberían ayudarnos a entender cómo temer y amar a Dios al mismo tiempo?
A pesar de que éramos “hijos de ira” (por eso deberíamos temerle), Cristo murió por nosotros y así nos dio una nueva vida en él, que incluye librarnos del pecado y la condenación del pasado (por eso debemos amarlo).
Y así como esto se aplica a nosotros hoy, este mismo principio se aplicó al antiguo Israel: habían sido cautivos en Egipto, condenados a la esclavitud y la opresión, y solo el amor de Dios por ellos y la misericordia hacia ellos fue lo que los guio a su gran redención. “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá” (Deut. 5:15). No es de extrañar, entonces, que amen y teman a Dios al mismo tiempo. Y, si ellos hicieron eso, ¿cuánto más deberíamos amarlo y temerlo nosotros, al contar con la gran verdad de la muerte de Jesús en la Cruz en nuestro favor?
Lee Apocalipsis 14:6 y 7. ¿Cómo debemos entender que el mandamiento “temed a Dios” debe ser el primer mandamiento del mensaje del Señor para los últimos días al mundo? A la luz de lo que sabemos sobre lo que se avecina en el mundo, ¿por qué ese mandato tiene tanto sentido?