“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10:36).

LA LUCHA

lunes 27 de diciembre, 2021

Cuando los creyentes confesaron su fe en Cristo y se unieron a la iglesia, establecieron un límite que los distinguió del resto de la sociedad. Lamentablemente, esto se convirtió en una fuente de conflicto porque implícitamente emitía un juicio negativo sobre su comunidad y sus valores.

Lee Hebreos 10:32 al 34; y 13:3. ¿Cuál fue la experiencia de la audiencia de Hebreos después de su conversión?

Es muy probable que los lectores de Hebreos sufrieran verbal y físicamente a manos de turbas incitadas por los oponentes (p. ej., Hech. 16:19-22; 17:1-9). También fueron encarcelados, y es posible que además hayan sido golpeados, porque los funcionarios tenían el poder de autorizar el castigo y el encarcela-miento, a menudo sin seguir las normas judiciales apropiadas, mientras reunían pruebas (p. ej., Hech. 16:22, 23).

Lee Hebreos 11:24 al 26; y I Pedro 4:14 y 16. ¿Cómo nos ayudan las experiencias de Moisés y de los lectores de I Pedro a comprender por qué se perseguía a los creyentes cristianos?

Sufrir "el vituperio de Cristo" significaba simplemente identificarse con Cristo y soportar la vergüenza y el abuso que implicaba esta asociación con su nombre. La animosidad pública contra los cristianos era resultado de sus compromisos religiosos distintivos. La gente puede sentirse ofendida por prácticas religiosas que no comprende o por personas cuyo estilo de vida y moralidad podrían hacer que otros se sientan culpables o avergonzados. A mediados del siglo I d.C., Tácito consideraba que los cristianos eran culpables de "odio contra la humanidad" (A. J. Church yW. J. Brodribb, trad., The Complete Works of Tacitus, Anales 15.44.1). Cualquiera que sea la razón exacta de esa acusación -indudablemente falsa-, muchos cristianos primitivos, como aquellos a quienes Pablo les había escrito esta carta, estaban sufriendo por su fe.

Toda persona, ya sea cristiana o no, sufre. Sin embargo, ¿qué significa sufrir por causa de Cristo? ¿Cuánto sufrimiento enfrentamos por causa de Cristo, y cuánto se debe a nuestras propias decisiones?