“Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” (Heb. 6:19, 20, NVI).

NO QUEDA MÁS SACRIFICIO POR LOS PECADOS

martes 8 de febrero, 2022

La advertencia de Hebreos 6:4 al 6 es muy similar a la advertencia que se encuentra en Hebreos 10:26 al 29. Pablo explica que el rechazo del sacrificio de Jesús dejará a los lectores sin ningún medio para el perdón del pecado porque no hay otro medio para ese perdón además de Jesús (Heb. 10:1-14).

Lee Hebreos 10:26 al 29. ¿De qué tres maneras describe el autor el pecado para el que no hay perdón?

El autor no dice que no haya expiación por ningún pecado cometido después de recibir el conocimiento de la verdad. Dios ha designado a Jesús como nuestro Abogado (1 Juan 2:1). Por medio de él tenemos el perdón de los pecados (1 Juan 1:9). El pecado por el que no hay ningún sacrificio ni expiación se describe como pisotear al Hijo de Dios, profanar la sangre del Pacto y ultrajar al Espíritu Santo (Heb. 10:29). Repasemos el significado de estas expresiones.

La expresión “pisoteare al Hijo de Dios” (Heb. 10:29) describe el rechazo del gobierno de Jesús. El título “Hijo de Dios” le recordaba a la audiencia que Dios ha instaurado a Jesús a su diestra y le prometió que pondría a sus enemigos por “estrado” de sus pies (Heb. 1:13; ver además Heb. 1:5–12, 14). Pisotear a Jesús implica que el apóstata ha tratado a Jesús como a un enemigo. En el contexto del argumento de la epístola (Heb. 1:13), se podría deducir que, en lo que respecta a la vida del apóstata, Jesús ha sido quitado del trono (que ahora ocupa el mismo apóstata) y, a su vez, hace de Jesús el estrado de sus pies. Esto es lo que Lucifer quería hacer en el cielo (Isa. 14:12-14) y lo que el “inicuo” intentaría hacer en el futuro (2 Tes. 2:3, 4, 8).

La expresión “ha profanado la sangre del pacto” (NVI) se refiere al rechazo del sacrificio de Jesús (Heb. 9:15-22). Implica que la sangre de Jesús carece de poder purificador.

La expresión “ha insultado al Espíritu de la gracia” (NVI) es muy poderosa. El término griego enybrisas (“insulto, ultraje”) implica la manifestación de arrogancia, que remite a “insolencia”, o “soberbia”. Este término contrasta fuertemente con la descripción del Espíritu Santo como el “Espíritu de gracia”. Implica que el apóstata ha respondido a la oferta de gracia de Dios con un insulto.

El apóstata está en una posición insostenible. Rechaza a Jesús, su Sacrificio, y al Espíritu Santo.