“Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra” (Gén. 11:9).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La torre de Babel”, pp. 110-116. “Decidieron construir allí una ciudad, y en ella una torre de tan estupenda altura [...]. Estas empresas fueron ideadas para impedir que la gente se esparciera en colonias. Dios había mandado a los hombres que se diseminaran por toda la Tierra, que la poblaran y que se enseñoreasen de ella; pero estos constructores de Babel decidieron mantener su comunidad unida en un solo cuerpo, y fundar una monarquía que a su tiempo abarcara toda la Tierra. Así su ciudad se convertiría en la metrópoli de un imperio universal; su gloria demandaría la admiración y el homenaje del mundo, y haría célebres a sus fundadores. La magnífica torre, que debía alcanzar hasta los cielos, estaba destinada a ser algo así como un monumento del poder y la sabiduría de sus constructores, para perpetuar su fama hasta las últimas generaciones.
“Los moradores de la llanura de Sinar no creyeron en el pacto de Dios que prometía no traer otro diluvio sobre la Tierra. Muchos de ellos negaban la existencia de Dios, y atribuían el Diluvio a la acción de causas naturales. Otros creían en un Ser supremo, destructor del mundo antediluviano; y su corazón, como el de Caín, se rebelaba contra él. Uno de sus fines, al construir la torre, fue el de conseguir su propia seguridad si ocurría otro diluvio. Creyeron que, construyendo la torre hasta una altura mucho más elevada que la que habían alcanzado las aguas del Diluvio, se hallarían fuera de toda posibilidad de peligro. Y, al poder ascender a la región de las nubes, esperaban descubrir la causa del Diluvio. Toda la empresa tenía por objeto exaltar aún más el orgullo de quienes la proyectaron, y apartar de Dios las mentes de las generaciones futuras y llevarlas a la idolatría” (PP 112, 113).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Qué ejemplo recordamos de la historia pasada, o incluso del presente, de las dificultades que pueden surgir con quienes buscan hacerse un nombre?
- Como iglesia, ¿cómo podemos evitar el peligro de, incluso inconscientemente, buscar construir nuestra propia torre de Babel? ¿De qué forma podríamos estar buscando hacer esto, incluso inadvertidamente?