“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “Abraham en Canaán”, pp. 125-140. “La iglesia de Cristo ha de ser una bendición, y sus miembros serán bendecidos al bendecir a otros. El propósito de Dios al escoger un pueblo no fue solo para adoptarlo como sus hijos e hijas, sino para que por medio de ellos pudiera dar al mundo los beneficios de la iluminación divina. Cuando el Señor escogió a Abraham, no fue simplemente para que fuera el amigo especial de Dios, sino para ser el intermediario de privilegios preciosos y únicos que el Señor deseaba derramar sobre las naciones. Había de ser una luz en las tinieblas morales que lo rodeaban.
“Cuando Dios bendice a sus hijos con luz y verdad, no es solo para que puedan tener el don de la vida eterna, sino también para iluminar espiritualmente a quienes los rodean [...] ‘Vosotros sois la sal de la tierra’. Y, cuando Dios hace que sus hijos sean sal, no es solo para su propia preservación, sino para que puedan ser instrumentos en la preservación de los demás.
“¿Brilla usted como piedra viva en el edificio de Dios? [...] No tendremos la genuina religión a menos que esta ejerza una influencia controladora sobre nosotros en cada transacción comercial. Debemos tener piedad práctica a fin de entretejerla en nuestras vidas. Debemos poseer la gracia transformadora de Cristo en nuestros corazones. Necesitamos mucho menos del yo, y más de Jesús” (RJ 197).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- A la luz de la bendición a Abraham: “Te bendeciré [...] y serás bendición” (Gén. 12:2), ¿qué significa ser bendecido? ¿Cómo podemos nosotros, como pueblo que sirve al mismo Dios que Abram, ser una bendición para los demás?
- ¿Qué tenía de malo la mentira a medias de Abraham con respecto a su hermana-esposa? ¿Qué es peor, mentir o decir parte de la verdad mien- tras, al mismo tiempo, técnicamente estamos mintiendo?
- Vuelve a leer Génesis 14:21 al 23, la respuesta de Abram al ofrecimiento del rey de Sodoma. ¿Por qué respondió como lo hizo y qué lección impor- tante podemos aprender de esta historia? ¿No habría estado justificado Abram si hubiera decidido aceptar lo que el rey le ofrecía?