“Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador” (Gén. 37:19).

EL ATAQUE A JOSÉ

lunes 6 de junio, 2022

Por más horribles que parezcan los acontecimientos que ocurrieron a continuación, no son difíciles de comprender. Estar tan cerca de alguien a quien odias, e incluso tener que relacionarte con él, inevitablemente, tarde o temprano, solo acarrea problemas.

Y así fue.

Lee Génesis 37:12 al 36. ¿Qué nos enseña esto acerca de lo peligroso y malvado que puede ser el corazón no regenerado y lo que nos puede llevar a hacer a cualquiera de nosotros?

Los hermanos odiaban a José porque estaban celosos del favor de Dios (Hech. 7:9), un favor que se confirmará en cada paso del siguiente curso de los acontecimientos. Cuando José se extravía, un hombre lo encuentra y lo guía (Gén. 37:15). Cuando los hermanos de José planean matarlo, Rubén interviene y sugiere que, en vez de eso, lo arrojen a un pozo (Gén. 37:20-22).

Es difícil imaginar el tipo de odio que se expresa aquí, especialmente hacia alguien de su propia casa. ¿Cómo pudieron estos jóvenes haber hecho algo tan cruel? ¿No pensaron, ni siquiera por un momento, en cómo esto afectaría a su padre? Por más que hubiesen albergado resentimiento hacia su padre porque favorecía a José, hacerle esto a uno de sus hijos era verdaderamente despreciable. Qué poderosa manifestación de cuán malvados pueden ser los seres humanos.

“Pero algunos de ellos [los hermanos] estaban inquietos; no sentían la satisfacción que habían esperado de su venganza. Pronto vieron acercarse a una compañía de viajeros. Eran ismaelitas procedentes del otro lado del Jordán, que con especias y otras mercancías se dirigían a Egipto. Entonces Judá propuso vender a su hermano a esos mercaderes paganos, en vez de dejarlo allí para que muriera. Al obrar así lo apartarían de su camino, y no se mancharían con su sangre” (PP 212).

Después de arrojarlo al pozo, proyectando matarlo más tarde, pasa una caravana, y Judá les propone a sus hermanos venderles a José (Gén. 37:26, 27). Después de que José es vendido a los madianitas (Gén. 37:28), estos lo venden a alguien en Egipto (Gén. 37:36), lo que anticipa así su gloria futura.

¿Por qué es tan importante buscar el poder de Dios para cambiar los malos rasgos de carácter antes de que puedan manifestarse en algunos actos que nunca te imaginarías haciendo en algún momento de tu vida?