“Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto” (Gén. 41:41).

JOSÉ Y BENJAMÍN

martes 14 de junio, 2022

Jacob sencillamente no podía permitir la partida de Benjamín, el único hijo con Raquel que le quedaba. Tenía miedo de perderlo, como ya había perdido a José (Gén. 43:6-8). Solo cuando no hubo más comida (Gén. 43:2) y cuando Judá se comprometió a garantizar el regreso de Benjamín (Gén. 43:9), Jacob finalmente consintió en una segunda visita a Egipto y permitió que Benjamín fuera con sus hermanos.

Lee Génesis 43. ¿Qué efecto tuvo la presencia de Benjamín en el curso de los acontecimientos?

La presencia de Benjamín dominó los acontecimientos. Cuando todos los hermanos se presentan ante José, Benjamín es la única persona a quien José ve (Gén. 43:16). Benjamín es al único al que llama “hermano” (Gén. 43:29). Aunque llama a Benjamín por su nombre, no identifica a todos los demás hermanos; simplemente los llama “hombres” (Gén. 43:16).

José llama “mi hijo” a Benjamín, como una expresión tranquilizadora de afecto especial (Gén. 43:29; comparar con Gén. 22:8). La bendición de José se refiere a la “misericordia” (Gén. 43:29), una reminiscencia de su súplica por misericordia, que no recibió (Gén. 42:21). José devuelve a Benjamín la misericordia que no recibió de sus otros hermanos.

En tanto que los hermanos de José temen ir a prisión por el dinero que les fue devuelto, José les prepara un banquete debido a la presencia de Benjamín. Es como si Benjamín tuviera un efecto redentor en toda la situación. Una vez que todos los hermanos están sentados por orden de edad y respetando las reglas de honor, es a Benjamín, el menor, a quien se le sirve cinco veces más que a todos los demás hermanos (Gén. 43:33, 34). Y sin embargo, este favoritismo no les molesta, como sucedió cuando José era el favorito de su padre muchos años atrás, lo que llevó a su terrible accionar tanto hacia su medio hermano como hacia su propio padre (Gén. 37:3, 4).

“Mediante esta demostración de favor en beneficio de Benjamín, José esperaba averiguar si sentían por el hermano menor la envidia y el odio que le habían manifestado a él. Suponiendo todavía que José no comprendía su idioma, los hermanos conversaron libremente entre sí; de modo que le dieron una buena oportunidad para conocer sus verdaderos sentimientos. Y, como deseaba probarlos aún más, antes de su partida ordenó que ocultaran su propia copa de plata en el saco del menor” (PP 231).