“Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera” (Gén. 47:27).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “José y sus hermanos”, pp. 225-245. “La vida de José ilustra la vida de Cristo. Fue la envidia lo que impulsó a los hermanos de José a venderlo como esclavo; esperaban impedir que llegase a ser superior a ellos. Y, cuando fue llevado a Egipto, se vanagloriaron de que ya no serían molestados con sus sueños y de que habían eliminado toda posibilidad de que estos se cumplieran. Pero su proceder fue contrarrestado por Dios al ocasionar el mismo acontecimiento que trataron de impedir. De la misma manera, los sacerdotes y los dirigentes judíos estaban celosos de Cristo, y temieron que desviara de ellos la atención del pueblo. Le dieron muerte para impedir que llegase a ser rey, pero así provocaron ese mismo resultado.
“Mediante su servidumbre en Egipto, José se convirtió en el salvador de la familia de su padre; sin embargo, este hecho no aminoró la culpa de sus hermanos. Asimismo, la crucifixión de Cristo por sus enemigos lo hizo Redentor de la humanidad, Salvador de la raza perdida y Soberano de todo el mundo; pero el crimen de sus asesinos fue tan execrable como si la mano providencial de Dios no hubiese controlado los acontecimientos para su propia gloria y para bien de los hombres.
“Así como José fue vendido a los paganos por sus propios hermanos, Cristo fue vendido a sus enemigos más enconados por uno de sus discípulos. José fue acusado falsamente y arrojado en una prisión por causa de su virtud; asimismo, Cristo fue menospreciado y rechazado porque su vida justa y abnegada reprendía el pecado; y aunque no fue culpable de mal alguno, fue condenado por el testimonio de testigos falsos. La paciencia y la mansedumbre de José bajo la injusticia y la opresión, el perdón que otorgó espontáneamente y su noble benevolencia hacia sus hermanos inhumanos representan la paciencia sin quejas del Salvador en medio de la malicia y el abuso de los impíos, y su perdón, que otorgó no solo a sus asesinos sino también a todos los que se alleguen a él confesando sus pecados y buscando absolución” (PP 244, 245).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Una vez que Jacob murió, los hermanos de José temieron que ahora él se vengaría. ¿Qué nos enseña esto sobre la culpa que aún albergaban? ¿Qué nos enseña la reacción de José sobre el perdón de los culpables?
- ¿Qué otros paralelismos puedes encontrar entre las vidas de José y de Jesús?
- Reflexiona sobre el hecho de que, si bien Dios conoce íntimamente el futuro, aun así somos libres para decidir. ¿Cómo conciliamos estas dos ideas?