“Mas el fruto del Espíritu es [...] paciencia” (Gál. 5:22).
LOS TIEMPOS DE DIOS
Lee Romanos 5:6 y Gálatas 4:4. ¿Qué nos dicen sobre los tiempos de Dios?
En estos versículos, Pablo nos dice que Jesús vino a morir por nosotros exactamente en el momento oportuno. Pero el apóstol no nos explica por qué era el momento adecuado. Es muy fácil leer estos versículos y preguntarse: ¿Por qué Jesús esperó miles de años para venir a la Tierra a ocuparse del pecado? El universo ¿no entendió mucho antes que el pecado era algo horroroso? También podemos preguntarnos qué está esperando Jesús para venir por segunda vez. O cuestionarnos: ¿Por qué Dios espera tanto tiempo para responder a mi oración?
Piensa, por ejemplo, en la profecía de las setenta semanas de Daniel 9:24 al 27, la profecía que señala a Jesús como el Mesías (repásala, si es necesario). ¿Cuánto duró este período? ¿Qué te dice esto acerca de aprender a esperar que las cosas ocurran en los tiempos de Dios, aunque nos parezca que lleven mucho tiempo?
Hay muchas razones espirituales importantes por las que pasaremos por tiempos de espera. En primer lugar, esperar puede reorientar nuestra atención: alejarnos de las “cosas” para volvernos a Dios. En segundo lugar, esperar nos permite desarrollar una imagen más clara de nuestros motivos y deseos. En tercer lugar, la espera genera perseverancia: resistencia espiritual. En cuarto lugar, la espera abre la puerta al desarrollo de muchas fortalezas espirituales, como la fe y la confianza. En quinto lugar, la espera permite a Dios poner otras piezas en el rompecabezas del cuadro completo. En sexto lugar, es posible que nunca sepamos la razón por la que tenemos que esperar; por ende, aprendemos a vivir por fe. ¿Qué otras razones para esperar se te ocurren?
¿Qué ejemplos puedes encontrar en la Biblia de cosas que Dios hizo a su debido tiempo que puedan ayudarte a aprender a confiar en que él también hará por ti lo que es mejor a su debido tiempo? (Piensa, por ejemplo, en Abraham y Sara y en la promesa de un hijo.) Por otro lado, pregúntate: “¿Hay algo que estoy haciendo que retrase la respuesta a una oración que podría haber sido respondida hace mucho tiempo?”