“Mas el fruto del Espíritu es [...] paciencia” (Gál. 5:22).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 9 de septiembre, 2022

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El ungimiento de David”, pp. 691-695.

El plan de Dios para nosotros puede requerir mucho tiempo de espera, y esto realmente puede asemejarse a un crisol. Podemos aprender a tener paciencia durante este tiempo si nos concentramos en la persona de Dios y confiamos en que él está obrando en nuestro favor. Hay muchas razones para esperar, pero todas están relacionadas con el cumplimiento de los planes de Dios para nosotros y para su Reino. Tenemos mucho que perder si nos anticipamos a Dios, pero tenemos mucho que ganar si mantenemos una actitud de confianza y regocijo en él.

El Señor pesa y mide cada prueba. “No puedo leer cuál es el propósito de Dios en mi aflicción, pero él sabe qué es lo mejor, y le encomendaré mi alma, mi cuerpo y mi espíritu porque él es mi fiel Creador. ‘Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día’ (2 Tim. 1:12). Si educásemos y preparásemos nuestras almas para tener más fe, más amor, una mayor paciencia y una confianza más perfecta en nuestro Padre celestial, sé que tendríamos más paz y felicidad cada día a medida que pasamos por los conflictos de esta vida.

“Al Señor no le agrada que nos alejemos de los brazos de Jesús a causa de nuestra impaciencia y nuestra zozobra. Es necesario que haya más espera y vigilancia serenas. Pensamos que no vamos por el camino correcto a menos que tengamos la sensación de ello, de modo que persistimos en contemplarnos interiormente en busca de alguna señal que cuadre a la ocasión; pero no debemos confiar en nuestros sentimientos sino en nuestra fe” (MS 2:297).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué significa que Jesús “pese y mida” cada prueba? Saber esto ¿cómo nos puede ayudar mientras esperamos?
  2. Pide a los miembros de la clase que den su testimonio personal de lo que significa esperar pacientemente. ¿Cuáles eran sus miedos, sus alegrías? ¿Cómo salieron adelante? ¿Qué aprendieron? ¿A qué promesas se aferraron?
  3. ¿Qué pueden hacer como iglesia o como clase para ayudar a otros que están en el crisol mientras aguardan los tiempos de Dios para algo?
  4. ¿Cuál es el papel de la oración en el desarrollo de la paciencia? ¿Hay otras personas por las que puedan orar para que el Espíritu desarrolle la paciencia en su vida?