“Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tes. 5:21).
¿GUSANOS INMORTALES?
Compara Marcos 9:42 al 48 con Isaías 66:24. ¿Cómo entiendes la expresión “el gusano de ellos no muere” (Mar. 9:48)?
Algunos interpretan el sustantivo singular “gusano” (Mar. 9:48) como una alusión a la supuesta alma o espíritu incorpóreo del impío que, después de la muerte, va directamente al infierno, donde nunca muere y sufre el tormento eterno.
Pero esta interpretación no refleja la noción bíblica de la muerte inconsciente. Además, ignora el contexto veterotestamentario de este pasaje. En realidad, “ ‘el gusano’ en singular se utiliza genéricamente para ‘los gusanos’, no significa un solo gusano. La referencia es a los gusanos que se alimentan de cuerpos en descomposición” (R. G. Bratcher y E. A. Nida, A Translator’s Handbook on the Gospel of Mark, p. 304).
En Marcos 9:48, Jesús cita Isaías 66:24, que dice: “Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre”.
Esta aterradora escena metafórica retrata un campo de batalla donde los enemigos de Dios están muertos en el suelo y en proceso de destrucción. Los cuerpos que no consume el fuego los descomponen los gusanos; o quizá primero los consumen los gusanos y luego el fuego. De cualquier modo, no hay ninguna referencia a ninguna presunta alma que escape de la destrucción del cuerpo y que vuele al infierno.
Pero ¿qué pasa con los “gusanos” que nunca mueren? El lenguaje metafórico de Isaías 66:24 (citado en Mar. 9:48) no implica que esos gusanos sean inmortales. (¿Gusanos inmortales?) El énfasis es que los gusanos no dejan incompleta su tarea destructiva. En otras palabras, siguen devorando el cuerpo de los malvados hasta destruirlo por completo. En cambio, los fieles hijos de Dios morarán gozosos en “los cielos nuevos y la nueva tierra” y adorarán a Dios en su misma presencia (Isa. 66:22, 23). Con destinos tan contrastantes en mente, no es de extrañar que Jesús declarara que sería mucho mejor que alguien entrara en el Reino de Dios sin una parte esencial de su cuerpo (sin una mano, un pie, o incluso un ojo) a tener un cuerpo perfecto que será destruido por gusanos y el fuego (Mar. 9:42–48).
A fin de cuentas, nos salvamos o nos perdemos completamente; no hay término medio. Podemos tener vida eterna o sufriremos la destrucción eterna. ¿Qué decisiones tienes que tomar hoy? Esta realidad, la vida eterna o la destrucción eterna, ¿cómo debería repercutir en esas decisiones?