“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Cor. 11:14, 15).
LA REENCARNACIÓN
La noción pagana de un alma inmortal brinda la base para la teoría antibíblica de la reencarnación, o transmigración del alma. Algunas de las principales religiones del mundo han adoptado esta teoría. Si bien la mayoría de los cristianos cree en la existencia de un alma inmortal que habita permanentemente en un cielo o un infierno después de la muerte, los que creen en la reencarnación sostienen que esa alma inmortal pasa por muchos ciclos de muerte y renacimiento del cuerpo aquí, en la Tierra.
Algunos piensan que la reencarnación es un proceso de evolución espiritual que permite que el espíritu alcance niveles cada vez mayores de conocimiento y moralidad en su viaje hacia la perfección. Los hindúes creen que el alma eterna pasa por una progresión de conciencia, o “samsara”, en seis clases de vida: acuáticos, plantas, reptiles e insectos, aves, animales y seres humanos, incluyendo a los ciudadanos del cielo.
Lee Hebreos 9:25 al 28 y 1 Pedro 3:18. Si Jesús murió solo “una sola vez” (Heb. 9:28; 1 Ped. 3:18), y de la misma manera todos los seres humanos mueren “una sola vez” (Heb. 9:27), ¿por qué incluso algunos que alegan ser cristianos creen en alguna forma de reencarnación?
Muchos creen no en lo que deberían creer, sino en lo que quieren creer. Si una teoría les brinda paz existencial y consuelo, para ellos eso es suficiente para resolver el debate. Pero, para quienes se toman la Biblia en serio, no es posible aceptar la teoría de la reencarnación.
En primer lugar, esta teoría contradice las enseñanzas bíblicas de la mortalidad del “alma” y la resurrección del cuerpo (1 Tes. 4:13-18).
En segundo lugar, niega la doctrina de la salvación por gracia mediante la fe en la obra redentora de Jesucristo (Efe. 2:8-10), y la reemplaza por obras humanas.
En tercer lugar, la teoría contradice la enseñanza bíblica de que las decisiones que tomamos en esta vida deciden nuestro destino eterno (Mat. 22:1-14; 25:31-46).
En cuarto lugar, esta teoría minimiza el significado y la relevancia de la segunda venida de Cristo (Juan 14:1-3).
Y en quinto lugar, la teoría propone oportunidades después de la muerte para que alguien todavía supere los escollos de su vida, lo cual no es bíblico (Heb. 9:27).
En resumen, no hay lugar para la idea de la reencarnación en la fe cristiana.