“Si obedeces cabalmente la voz del Señor tu Dios, para cumplir todos sus mandamientos que te prescribo hoy, el Señor tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Además, las siguientes bendiciones vendrán y te alcanzarán, si obedeces la voz del Señor tu Dios” (Deut. 28:1, 2).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 13 de enero, 2023

“Cuandoquiera que los hijos de Dios, en cualquier época de la historia del mundo, ejecutaron alegre y voluntariamente el plan de la benevolencia sistemática y de los dones y ofrendas, han visto cumplirse la permanente promesa de que la prosperidad acompañaría todas sus labores en la misma proporción en que lo obedecieran. Siempre que reconocieron los derechos de Dios y cumplieron con sus requerimientos, honrándolo con su sustancia, sus alfolíes rebosaron; pero cuando robaron a Dios en los diezmos y las ofrendas, tuvieron que darse cuenta de que no solo le estaban robando a él, sino también se defraudaban ellos mismos, porque él limitaba las bendiciones que les concedía en la proporción en que ellos limitaban las ofrendas que le llevaban” (TI 3:435).

La Biblia es muy clara en que somos salvos solo por la fe, un don de la gracia divina. Nuestra obediencia a los mandamientos de Dios es una respuesta a la gracia de Dios; no la merecemos (al fin y al cabo, si la mereciéramos, no sería gracia; ver Rom. 4:1–4).

De hecho, al observar el pacto bilateral de Dios con nosotros, podemos ver tanto las bendiciones como las responsabilidades. Mediante nuestras respuestas a lo que Dios nos ofrece, establecemos nuestra relación con él y, en gran medida, determinamos nuestro propio destino. La obediencia (el servicio y la lealtad por amor) es la verdadera señal del discipulado. En lugar de librarnos de la obediencia, es la fe, y solo la fe, la que nos hace partícipes de la gracia de Cristo, la que nos capacita para obedecer lo que Dios nos pide.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Se ha dicho que si cada adventista fuera fiel en devolver el diezmo, nuestra iglesia tendría dinero más que suficiente para hacer todo lo necesario para difundir el mensaje. ¿Qué es lo que haces, en términos de diezmos y ofrendas, para ayudar a la iglesia a hacer lo que ha sido llamada a hacer?
  2. Reflexiona sobre la idea de cuán importantes son nuestras decisiones y obras en nuestra relación con Dios. ¿Cómo tener presente el tema de las obras y la obediencia, incluyendo la devolución del diezmo y la buena mayordomía, pero sin caer en la trampa del legalismo?
  3. En clase, conversen sobre la pregunta que se encuentra al final del estudio del martes sobre el hecho de sobrellevar tiempos difíciles, aunque hayamos sido fieles. ¿Cómo entendemos esto cuando sucede, y cómo evitamos desanimarnos?