“Traigan todo el diezmo a la tesorería, y haya alimento en mi casa. Y pruébenme en esto –dice el Señor Todopoderoso–, a ver si no abro las ventanas del cielo y vacío sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
¿DIEZMAR SOBRE EL INGRESO BRUTO O NETO?
Calculamos nuestro diezmo sobre nuestro “ingreso”. Si nos pagan por hora, tenemos un salario; y pagamos sobre nuestro “rendimiento”, o ganancia, si somos autónomos y tenemos nuestro propio negocio. En muchos países, el Gobierno deduce impuestos del salario del trabajador para cubrir el costo de los servicios prestados a la gente, como seguridad, caminos y puentes, beneficios por desempleo y otros. La cuestión de si diezmar sobre el ingreso bruto o neto implica básicamente si devolvemos el diezmo sobre nuestros ingresos antes o después de que se deduzcan esos impuestos. Quienes trabajan por cuenta propia pueden deducir legítimamente el costo de hacer negocios para determinar su ganancia real antes de que se deduzcan sus impuestos personales.
Los estudios de los hábitos de dar de los miembros revelan que la mayoría de los adventistas del séptimo día diezman sobre el ingreso bruto; es decir, antes de deducir los impuestos.
Lee 1 Reyes 17:9 al 16. ¿Cuál era la situación de la viuda antes de que Elías acudiera a ella? ¿Qué le pidió el profeta que hiciera primero, antes de ocuparse de sí misma y de su hijo? ¿Qué podemos aprender de este relato acerca de la pregunta en cuestión?
Dios le dijo a la viuda de Sarepta que un hombre de Dios vendría a verla (1 Rey. 17:9). Cuando llegó Elías, ella le explicó las circunstancias terribles que estaba atravesando. Elías primero pidió un trago de agua y luego agregó: “No temas. Ve, haz como has dicho. Pero hazme a mí primero un panecillo cocido bajo la ceniza y tráemelo. Después harás para ti y para tu hijo. Porque el Señor, Dios de Israel, ha dicho: ‘La harina no escaseará de la tinaja, ni el aceite de la botija, hasta que el Señor envíe lluvia sobre la tierra’ ” (1 Rey. 17:13, 14).
¿Fue egoísta de su parte o simplemente estaba poniendo a prueba su fe (sin duda, esto le permitió ejercitar su fe)? La respuesta debería ser obvia.
La conclusión sobre bruto o neto es que depende de cada uno de nosotros decidirlo. La iglesia no ordena lo que debemos hacer, y con razón. Al final, cada uno de nosotros debe tomar su propia decisión y, hagamos lo que hagamos, no debemos juzgar a quienes lo hacen de manera diferente. Cada uno de nosotros, individualmente, tiene que responder ante Dios, y solo ante Dios, por sus decisiones. “Cada uno ha de ser su propio asesor, y se le deja dar según se propone en su corazón” (TI 4:460).
¿Cómo le explicas a alguien que nunca devolvió el diezmo las bendiciones que provienen de esta práctica? ¿Cuáles son esas bendiciones y cómo fortalece tu fe el devolver el diezmo?